España cena en París. Salvador Sostres

La Historia que es nuestra y que nosotros hemos tirado a la basura la recoge Francia para elevarla al Elíseo

Salvador Sostres

SALVADOR SOSTRES

12/02/2023 a las 00:55h.

EL presidente Macron invitó a cenar al Rey Juan Carlos y a Mario Vargas Llosa para celebrar el ingreso del escritor en la Academia Francesa, creada en 1635 por el cardenal Richelieu. La España que nos gusta cena en París. ¿Es nostalgia? Yo no creo que sea nostalgia. En la España de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, el Rey está proscrito y el premio Nobel ha sido tratado como un pobre anciano por haberse divorciado de Isabel Preysler.

A esta España hemos llegado siendo muy desagradables. Es la España de Sánchez, pero es también la España de Ciudadanos y de cuantos pusieron de moda el microscopio en la vida ajena. Es la España de los impolutos, es la España totalitaria de los populismos, y antes conocimos a Rosa Díaz y a Albert Rivera que a Pablo Iglesias y al presidente del Gobierno. Es la España de los que fueron comunistas: tanto de los que hoy se han convertido al populismo de izquierdas como al de derechas, y todos continúan pegados a su raíz totalitaria. Es la España de la descortesía. Si no te enamoras de los defectos de los demás, nunca podrás gozar de la profundidad de sus virtudes. ¿Quién cenó el viernes en La Moncloa? ¿Quién en La Zarzuela? En París, el presidente de la República invitó a uno de los grandes escritores en lengua española de todos los tiempos, y al que desde luego ha sido el mejor rey español desde hace por lo menos dos siglos. Todo lo que en España está puesto del revés se enderezó anteayer en Francia. Macron alisó los espejos del callejón del Gato para que dos de nuestras personalidades más relevantes pudieran volverse a ver reflejadas en su verdadera importancia.

Si Don Juan Carlos marcara el número de teléfono de su hijo ¿qué sonido escucharía? Si Mario Vargas Llosa entrara a cenar a un restaurante de Barcelona o de Madrid, ¿qué le preguntarían los periodistas en la puerta? ¿Alguno de estos periodistas pediría mesa en el restaurante para observarlo y poder escribir un artículo gastronómico, o por lo menos costumbrista, de qué y cómo cena un premio Nobel? ¿Algún periodista en España sabe pedir mesa –y pagarla– en un gran restaurante? Prefieren agarrarse a su resentimiento como a una boya.

Lo nuestro es el furor por el linchamiento, el desprecio de lo sobresaliente y el exigir fascista –esto sí que es fascismo– la prueba del algodón a los demás. Las flores huyen despavoridas. ¿Quién ha contado todos los muertos? ¿Cuántas cosas han muerto dentro de nosotros? ¿Cómo dar un poco de grandeza a esta bestia actual, en la llanura inmensa donde los restos de los ídolos son devorados por las aves de rapiña? Pero vivimos para que se derrumbe la casa de enfrente.

La Historia que es nuestra y que nosotros hemos tirado a la basura la recoge Francia para elevarla al Elíseo. Aquí media izquierda grita contra la otra media y toda la derecha insulta a su líder por haber dicho que discutir sobre los hechos consumados del aborto es una tontería. Y Mario Vargas Llosa es el ex de una filipina y el Rey, un turista.

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