El odio. Salvador Sostres

El problema del independentismo, como el de la extrema izquierda, es que se basa en el odio

Salvador SostresSalvador Sostres

En octubre de 2017 habríamos firmado todos el destino que ha tenido el independentismo. Incluso la inmensa mayoría de los independentistas, que ya sabían que iban de farol, y a los que la fiesta les ha salido gratis. Verlos ahora en la catetada de creer que estudiar español pone en riesgo su virginidad folklórica es la más nítida imagen de la derrota.

El problema del independentismo, como el de la extrema izquierda, es que se basa en el odio. Pablo Iglesias dejando el Gobierno e inmolándose en Madrid, Junqueras entregándose a la Justicia tras haber declarado la independencia o Carles Puigdemont huyendo a Bélgica son una misma impotencia, idéntica rendición, la desratización pendiente de tres personas y sus correspondientes ideologías

 que odian más de lo que aman y tienen más resentimiento que deseo de mundo mejor.

Yo estudié bajo la inmersión lingüística cuando se aplicaba con buena voluntad y no hay nadie en Cataluña que escriba en catalán mejor que yo. No sé si los lectores de ABC tienen alguna queja de mi español. Los jóvenes de hoy escriben un catalán tan mediocre como sus vidas y cuando hablan en español parece que estén sufriendo un ictus. Los mayores se recrean en aspavientos incomprensibles. El consejero de Economía de la Generalitat, Jaume Giró, que desde La Caixa tuvo la ocasión de comprobar el efecto devastador de aquellas jornadas golpistas, y el deber de paliar su efecto, exige ahora al Rey que se disculpe por su histórico discurso del 3 de octubre. La marginalidad siempre es una decisión y de lo único que una persona o un colectivo son realmente víctimas es de sus malas decisiones.

Cuatro personas murieron ayer en Barcelona en un local bancario ocupado como consecuencia de un incendio causado por una pelea entre las familias que ilegalmente lo habitaban. Ada Colau dijo que la culpa es de los bancos, que se desentienden de sus locales cuando cierran sus oficinas. Es lo mismo culpar al propietario de un local de una reyerta entre okupas, que el independentismo -con la porquería de escritores y de literatura que ha glorificado y subvencionado desde la recuperación de la democracia- culpe a España de la salud del catalán y crea que más indigencia, y más ignorancia, es la solución a sus problemas. Ni a Ada Colau le importan lo más mínimo los niños que ayer murieron ni a los independentistas les importa un rábano el catalán. Sólo les mueve la rabia y el odio y basta con ver la pobreza que la alcaldesa ha causado con sus políticas demenciales y el infame catalán que suelen escribir los apologetas del independentismo.

Ada Colau es alcaldesa porque Artur Mas le regaló la alcaldía, y así está Barcelona, y así está Cataluña; mientras que yo ayer vi estupendo al Rey en Fomento, homenajeando a Isidro Fainé, que ha hecho mucho más por la cultura catalana y por los desfavorecidos que estos populismos -de izquierda o independentistas- que siempre dan lecciones y nunca sabemos dónde están cuando vamos a reclamárselas.

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies