Paga y calla
La izquierda hurga en las heridas para que la infección sea su negocio y su coartada
Salvador SostresSEGUIRActualizado:11/09/2021 12:02h
En España hay víctimas oficiales y culpables oficiales. La izquierda prefiere la propaganda a la verdad, quién lo hizo y no qué ha hecho, ni siquiera si lo ha hecho; el daño que puede infligir a su adversario, convertido en enemigo, y no el bien que puede preservar. Desde que la izquierda, sin Felipe González, se quedó sin un proyecto de vocación mayoritaria que ofrecer a los españoles, sólo se justifica siendo violenta con los que acusa de violencia, agitando el franquismo que no existe para imponer la concreta tiranía de la corrección política en que la persona y la libertad son acorralados por el colectivismo, el igualitarismo atroz, el linchamiento de la muchedumbre herida por su falta de esperanza
y de expectativas. En España hay verdugos sin cadáver y cadáveres sin verdugo, una siniestra rabia palestina de quien no tiene ninguna confianza en sus posibilidades y trata de destruir la de los demás. La izquierda es una maquinaria de expandir el mal, usándolo de munición y de carnaza. Hurga en las heridas para que la infección sea su negocio y su coartada. Se alimenta de la sangre derramada y el feminismo no ha resuelto ningún problema pero es un formidable chiringuito para activistas, tertulianas y demás incapaces. El ecologismo impone su dogma en tu recibo de la luz, y los que reclaman al Gobierno que baje su precio son los mismos que le exigen una transición energética inmediata y toda clase de prestaciones sociales. ¿De dónde crees que sale el dinero, insensato? Cualquiera que haya votado a la izquierda, especialmente a Podemos, merece esta factura de la luz tan proporcional a su sufragio y a su ignorancia. Podría quejarme yo, que como a Marinetti me huelen a gasolina las manos y sé que el mérito causa más progreso que las subvenciones y las tasas. Pero aunque a principios de mes me llegó una admirable factura de 400, un hombre paga y calla, y desde Corpus hasta Todos los Santos no apago el aire ni cuando estoy de viaje. Mis frigorías atraviesan tus pancartas y tú eres el pobre idiota que votaste para que me robaran.