En los últimos 20 años he ido poco al cine. El actual lo encuentro falto de diálogos inteligentes y de guiones inspirados; rehuyo especialmente al cine español, malo y sectario, a pesar de estar financiado con el dinero de todos. Sólo me animo a ver una película cuando me la recomienda alguien de quien me fío mucho. Justo lo que hice con Cold War, y acerté de pleno. Cold War es una deslumbrante historia de amor en blanco y negro, de gran potencia visual, de pocas palabras, bellas imágenes y una maravillosa música (popular polaca y de jazz). Todo ello en el entorno de una Polonia convertida en una inmensa cárcel por el comunismo.
Precisamente, mostrar la atrocidad comunista es otro detalle que la realza, pues hay muy pocas películas al respecto. Así, al pronto, recuerdo algunas como “El hombre de mármol”, sobre el stajanovismo, un movimiento que propugnaba trabajar 14 horas diarias (como Stajanov) en pro del socialismo; “Katyn”, acerca de la matanza de las élites polacas por Stalin, una matanza que por cierto recuerda a la de Paracuellos; “Good Bye, Lenin!”, cinta humorística sobre el mamarracho del sistema leninista, y “La vida de los otros”, una gran película sobre la Stasi de la RDA, una de las policías políticas mas temibles de la Historia.
Esta escasez de películas sobre el horror comunista se debe a la influencia de la izquierda en los medios y la cultura occidentales, y a que la URSS ayudó a los aliados a vencer a Hitler: los comunistas nunca tuvieron su más que merecido juicio de Nuremberg (sobre la naturaleza criminal del comunismo lean a Solzhenitsyn, Furet, Revel, Bolloten, Vargas LLosa, Courtois, Escohotado, etc).
En España la influencia revolucionaria ha sido y es aún considerable. Como demuestra Stanley Payne, el papel del bolchevismo fue ocupado por los socialistas en los años 30, algo insólito en el mundo. A día de hoy, sin ir más lejos, en Cádiz tenemos un alcalde comunista (seguro que bienintencionado, aunque frívolo y no muy instruido), y una asociación de derechos humanos dirigida por comunistas velados, que sale casi cada día en los medios locales impartiendo su “magisterio moral”, como si los comunistas no fuesen liberticidas por definición.
En fin, me he desviado; volviendo a Cold War, si quieren ver una película de culto, mágica, hermosa, no dejen que se les escape.