Comunismo

Parece que occidente le gana otra batalla al comunismo. La intervención de Trump –no me gustan su populismo y su zafiedad, pero menos me gusta cómo los medios esconden sus éxitos políticos y económicos- ha conseguido el compromiso del dirigente comunista Kim-Jong-Un de desnuclearizar Corea del Norte. ¡Qué diferencia con el buenismo de Obama, que dio alas con su presencia a los dictadores Castro en Cuba, a cambio de ninguna conquista democrática!

En occidente, debido a la influencia desproporcionada de la izquierda en la enseñanza, la cultura y los medios, se considera al comunismo una teoría bienintencionada y utópica, que a veces ha cometido errores, como con Stalin. Incluso en los textos de bachillerato así se contempla, como creo haber mostrado en un libro mío, con perdón por la autocita. Falso. El comunismo es una ideología que lleva en su naturaleza la represión de los más elementales derechos y aspiraciones humanas y que en toda época y lugar se comporta igual: trayendo miseria, represión y muerte para el pueblo supuestamente liberado. Eso sucedió ya desde los tiempos de Lenin, quién concibió el terror de masas como un elemento central de su gobierno. Pero también en todos los demás países comunistas. Desde la propia URSS, Vietnam, Camboya, pasando por las actuales Nicaragua, Cuba y Corea del Norte, hasta la RDA y China. Como dice François Furet, nunca un Estado en manos de un partido, y en nombre de una mentira tan influyente, había sometido tanto a su pueblo. Lo haría más tarde también el nazismo.

La permisividad con el comunismo se explica en parte porque, tras la Segunda Guerra, no sufrió un juicio de Nuremberg, debido a la alianza táctico-militar de los aliados con la URSS. Incluso a veces, como hoy en España, se llega a homenajear a chekistas que sirvieron a los intereses de Stalin, a causa de la patraña de la memoria histórica.

En estos días, una iniciativa del liberal Club de los Viernes, que ha sido recogida por algunos periódicos e intelectuales, revindica a la Real Academia de la Lengua, que incluya el adjetivo “totalitario” en las dos acepciones del término “comunismo” del DRAE, tal como sí lo incluye en las palabras “fascismo” o “nazismo”. La memoria de 100 millones de víctimas (“El libro negro del comunismo”, Stéphane Courtois), exige que sea atendida tan justa petición.

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