Balance

El año que viene comienza el ciclo de elecciones. Aunque es pronto, se pude hacer un balance provisional del panorama político.

Rajoy es el político de más talla. Su gobierno ha conseguido dos logros históricos: el haber sacado al país de la ruina y el desempleo, y por ahora, la delicada forma de sortear casi sin apoyo al golpismo catalán. Por eso pasará a la Historia. La sensación mediática de que el PP es el único partido corrupto -cuando todos los partidos tienen cuestionadas sus cuentas- no le va a ayudar. Tiene errores que quizás un electorado poco advertido va a tener poco en cuenta: el seguidismo practicado con la “memoria”, no haber rebajado el inmenso gasto, la desprotección de la propiedad (ocupas), el fracaso educativo y el mantenimiento de unos impuestos confiscatorios, etc. En otras palabras, no ha acometido las reformas liberales que el país necesitaba (salvo la positiva reforma laboral), bien porque se ha convertido en un partido socialdemócrata más, bien porque piensa que un electorado educado en la “necesidad” del estado lo castigaría.

Ciudadanos tiene en su haber un patrimonio envidiable. Nace contra el separatismo catalán, aparece como inmune a la corrupción, y tiene a Arrimadas y al liberal Girauta. Quizás sea percibido como el centro derecha del futuro, pero últimamente se ha plegado al buenismo imperante. Se apuntaron al 155 al final, aunque hoy aparezcan como el símbolo de la firmeza constitucional; por puro partidismo no le dieron grupo parlamentario al constitucionalista PP en Cataluña y han dudado con la prisión permanente revisable. No tiene grandes figuras y alberga a políticos rebotados ávidos por un cargo. En resumen, es una fruta sin probar, aunque esperanzadora.

Pedro Sánchez llevaba diez meses paralizando a España con el “no es no” cuando fue decapitado a la fuerza por unos barones patriotas apoyados por González y Prisa. Pero retomó el mando en las Primarias. Ha dicho no a los presupuestos y a la prisión permanente, agita la calle con las pensiones y con lo que sea, sigue acomplejado ante la unidad de España, plagia a Podemos y le regala alcaldías. La vieja guardia socialdemócrata se aleja de él. Uf. Al menos no ha cuestionado la Ley de Amnistía.

Podemos baja en los sondeos, con lo que radicaliza su afán por reventar el sistema constitucional.

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