En estos días nuestros progres andan contrariados porque los gaditanos prefieren la enseñanza concertada. Voy a opinar con libertad sobre este asunto independientemente de considerar muy dignos a tantos centros públicos (estudiar en el Columela fue un premio para mí) y de tener a tantos buenos profesores como amigos en la pública.
Una vez más se ve que Cádiz es una ciudad española típicamente burguesa donde predomina una enseñanza concertada más cerca hoy de los valores de disciplina, mérito, y jerarquía. Especialmente los barrios más humildes parecen elegir una educación con un listón de mayor esfuerzo, que propicie un mañana mejor para sus hijos.
El caso es que además, la concertada es mucho más barata para el contribuyente. Y obtiene mejores resultados. Pero a la trama progre, incrustada en el estado según la enseñanza de un Gramsci que no conocen, no le gusta que la educación quede fuera del (su) control político. Y sobre todo que haya enseñanza religiosa. En realidad, el monopolio educacional del estado tiene una raíz totalitaria, como se ve en Cataluña, donde el nacionalismo ha adoctrinado a tres generaciones. También en la Andalucía atrasada, ese control, junto a otros factores, mantiene al socialismo en el poder desde siempre.
En realidad la dialéctica pública-concertada está superada, pues ambas enseñanzas responden a demandas compatibles y legítimas. Pero es un falso conflicto azuzado por cierto profesorado de la pública que, lo entiendo, teme el cierre de sus centros, y sobre todo agitado por la opinión -convertida en titulares- de un considerable número de periodistas, que ya se sabe, han estudiado en las facultades de periodismo-leninismo. Pero toda esa influencia mediática no anula el fracaso de una enseñanza pública actual que cosecha unos indicadores de espanto. ¿No necesitamos unos servicios estatales más eficientes y baratos? ¿Se corresponde la calidad de los servicios públicos con el precio -la incautación- que pagamos, el 40% de nuestros sueldos?
El debate hoy, no obstante, en las sociedades avanzadas -Holanda, Dinamarca o EEUU- es otro. Estriba en el cheque escolar, un bono que se otorga a las familias para que sean ellas las que elijan a los centros. El bono estimula la competencia entre centros y devuelve el poder real al ciudadano.