La Transición logró que se considerara la Guerra Civil como una tragedia común, y que todos sus muertos fuesen respetados. Hoy sufrimos una regresión. Los actos del 80 aniversario del 18 de julio en Cádiz se han centrado en demonizar a un bando y presentar al otro como noble y democrático. Falso. ¿Cómo podía ser democrática una alianza de jacobinos, estalinistas, socialistas revolucionarios y separatistas? Lamento entrar en un debate tóxico y superado, pero alguien debe hacer frente a una mentira que conlleva réditos políticos. Este año se ha puesto el foco en las salvajadas cometidas por los golpistas en Cádiz, silenciando la cadena de asesinatos izquierdistas anteriores al 18 de julio, las ocupaciones ilegales, las quemas de iglesias, la persecución sobre una derecha legal y ajena a los desórdenes, y la posterior feroz represión roja durante la Guerra. No tendremos un país centrado y sano, y una socialdemocracia como la que tuvimos con F. González, hasta que no desterremos para siempre la propaganda comunista (Tuñón de Lara) disfrazada de buenismo. La Republica no fue derribada sólo por el levantamiento militar, sino antes. Fue sobre todo la erosión continuada de las garantías democráticas, jurídicas y de supervivencia, por parte del Frente Popular, lo que originó el levantamiento de media España, que no se resignó a morir (Gil Robles). S. Payne lo explica así: “los cinco meses de Frente Popular entre febrero y julio de 1936 constituyeron una etapa verdaderamente prerrevolucionaria de transición hacia la revolución directa”. Basta con ojear la prensa izquierdista de entonces, para saber que la guerra civil fue buscada como el medio de aplastar a la derecha y llegar al socialismo totalitario. Desde luego, no se trata de justificar la dictadura de Franco, a la que combatí en la clandestinidad, sino de poner a esta izquierda revanchista ante su verdad. Es penoso volver sobre esto, pues todo fue perdonado con la Constitución. Los actos de Cádiz han sido amparados por administraciones que tienen la obligación de fomentar el verdadero conocimiento y la concordia, y no el revanchismo. ¡Qué diferencia con aquella izquierda de los 70 que buscaba la reconciliación! Hoy, una parte de los socialistas han asumido el guerracivilismo podemita.