Se sabe que existe la memoria selectiva o la fotográfica, pero, ¿la memoria democrática? Sin embargo en Cádiz el nuevo gobierno municipal le tiene dedicada toda una concejalía, en clara semejanza a aquel ficticio “Ministerio de la Verdad” creado por Orwell, cuya principal función era reescribir la Historia. Y de eso se trata. En nombre de la “memoria democrática”, el concejal Martín Vila va a proponer una comisión para eliminar nombres de calles relacionados con el franquismo. Todo esto viene de la revanchista Ley de Memoria Histórica. Cierta izquierda habla permanentemente del franquismo con el auténtico fin de deslegitimar al centro derecha actual, obtener réditos políticos y desahogar su rencor. Como si la Historia de la izquierda no fuese totalitaria. La principal mentira histórica de estos años ha sido la propagación de que el Frente Popular luchó por la República (democrática), y no por un régimen similar a los que luego tuvieron lugar en el este de Europa. No eran demócratas ni comunistas, ni anarquistas, ni socialistas revolucionarios, ni jacobinos, ni separatistas, según sus propias afirmaciones, programas y actuaciones. Todos ellos se habían sublevado contra la República antes que Franco. Claro, la gran mayoría de los republicanos españoles no fueron de izquierdas, y sí partidarios del Partido Republicano Radical de Lerroux, y de otros partidos republicanos de centro derecha, al menos hasta finales de 1935. De hecho, una gran parte de estos republicanos moderados se pusieron del lado de Franco. La izquierda española no se hizo democrática hasta la Transición. Se sorprenderían si leyeran el programa máximo –como se decía por entonces- del PSOE. Felipe González, que aprendió aceleradamente socialdemocracia de los alemanes y de Boyer, fue un gran presidente del gobierno que modernizó España, sin recurrir nunca a la deslegitimación de la derecha. Antes, había tenido que dimitir como secretario del PSOE para eliminar el marxismo del programa socialista. Carrillo también colaboró, a pesar de su siniestro pasado estalinista. En la Transición se llegó a la reconciliación porque todos renunciaron en parte a un pasado poco decoroso. Es un disparate que ahora vuelvan a esto los que menos deberían hablar.