Patrimonio y progresismo

La recuperación del San Juanito, la única escultura de Miguel Angel en España, es una gran noticia. La historia de su destrucción es terrible. En julio de 1936 la Capilla del Salvador de Úbeda, donde se hallaba esta escultura, fue convertida en un garaje por la CNT. El 26, una turba profanó la capilla destruyendo sus obras de arte. Del San Juanito se conservaron 14 trozos oscurecidos por el fuego, que han servido de punto de partida para su virtuosa reconstrucción. Cabe recordar que la Guerra Civil, junto a la Guerra de la Independencia y la Desamortización, han sido los tres momentos más destructivos del patrimonio. Aunque en la Guerra Civil la barbarie fue similar en los dos bandos, en lo que respecta al patrimonio las devastaciones fueron obra de los revolucionarios. Tras la victoria electoral del Frente Popular se recrudeció la destrucción de obras y edificios religiosos ya comenzada a comienzos de la República. A partir del 19 de julio los incendios y pillajes se extendieron a palacios, archivos, registros, bibliotecas, colecciones particulares y todo lo que se consideraba “burgués”, lo que empañó la imagen culta y democrática que pretendía el Frente Popular. Para la propaganda de entonces, el patrimonio artístico representaba una “ominosa opresión de siglos”. Algunos intelectuales, preocupados por la catástrofe, intentaron salvaguardarlo. La propaganda comunista presentó esa labor como un salvamento del arte “ante el acecho fascista”. Las propias autoridades contribuyeron directamente a la destrucción de material histórico al ordenar la quema de gran parte de los archivos madrileños o los azarosos viajes del tesoro artístico. Hubo numerosas joyas, monedas y valores expoliados por el gobierno a museos, bancos y particulares. Uno de los mayores tesoros fue el embarcado por el socialista Negrín en el yate Vita con dirección a México, más tarde sustraído por Prieto. Pero volvamos al San Juanito. Como se ha dicho en estos días, el gran artista gaditano Juan Luís Vassallo, afectado por su destrucción, se preocupó por localizar los pedazos conservados. Para su satisfacción, en 1958 dirigiría los trabajos de reconstrucción de la capilla, la cual muchos años después, y como una metáfora más de la reconciliación, por fin va a recuperar a su San Juanito.

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