Churchill

Este 24 de enero conmemoramos el 50 aniversario de la muerte de Churchill. Animo a los gaditanos a conocer a esta gran figura política a través de sus Memorias o de las biografías de Moorehead o Haffner. A pesar de que las circunstancias que le rodearon –la Segunda Gran Guerra-, son distintas a las de hoy, su legado moral y político es universal y está más vivo que nunca. En especial su determinación de defender la civilización frente a la barbarie, la democracia frente al totalitarismo. Un reto que persiste hoy, con enemigos distintos, pero igual de poderosos. A causa del pacifismo a cualquier precio de la sociedad inglesa, fue poco comprendido en los años 30, pues se quedó solo advirtiendo sobre la amenaza del ascenso de Hitler y abogando por prepararse para la defensa del Reino Unido mediante el rearme. Churchill criticó duramente la política de apaciguamiento del primer ministro inglés Chamberlain ante Hitler. Tras la anexión de Checoslovaquia por parte alemana, su postura de firmeza se reveló como la acertada. Finalmente fue nombrado primer ministro. Hasta la entrada de los americanos en la guerra, más de dos años después de su comienzo, Inglaterra combatió sola a Hitler. “Nunca tantos debieron tanto a tan pocos”, dijo Churchill, refiriéndose a los valientes pilotos ingleses que defendieron los intentos del nacional-socialismo de acabar con el único reducto libre del continente. Churchill no prometió nada a su pueblo, excepto esfuerzo y sacrificio (su famoso “blood, toil, tears adn sweat”). Algo que, entendido de manera analógica, debería servir de modelo a la blandengue sociedad actual, y sobre todo a los socialistas de todos los partidos que prometen hacerse cargo de cada vez más aspectos de la vida de los ciudadanos, eso sí, a cambio de cercenar coactivamente el fruto del trabajo de otros. Churchill también fue siempre consciente del totalitarismo ruso. Hasta 1943 pareció que iba a poder realizar su proyecto de desembarcar en el sur de Europa y así impedir que los comunistas se hicieran con medio continente, pero el entendimiento de Roosevelt y Stalin evitó tal propósito. Combatió el relativismo desde una posición liberal y conservadora, cultivó la pintura, fue Premio Nobel de literatura, soldado, viajero, periodista, bebedor de whisky, y un gran amante de la vida.

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