EEUU ya nos dio una lección de unidad ante el terrorismo yihadista con motivo del ataque a las Torres Gemelas. Ahora nos la ha dado Francia. Por fin, el impacto producido por los crímenes de París ha sido tan intenso que también en España todo el mundo ha condenado sin peros el atentado, incluido Pablo Iglesias, aunque Podemos se manifestaba el día de la noticia junto a abertzales y CCOO, por la libertad de los presos etarras. Sin embargo ya han reaparecido los primeros síntomas del entreguismo que caracteriza en especial a la izquierda, y que termina extendiéndose al centro derecha, siempre a remolque del progresismo. Un entreguismo culpable que está contribuyendo a debilitar la implantación de los valores democráticos occidentales, que tanto esfuerzo ha costado conseguir. En efecto, aunque PP y PSOE parecen haber llegado a un acuerdo, han surgido las primeras críticas a las medidas internacionales pactadas contra el yihadismo. Pronto volveremos a ese discurso predominante en España de que somos nosotros los culpables de lo que nos pasa por nuestra política exterior, vinculada a la de occidente, (nuestro periódico de referencia progresista tituló en portada al otro día del 11-S: “El mundo en vilo a la espera de las represalias de Bush”), y por no hacer lo suficiente por la integración social musulmana. Porque no nos creemos la verdad: occidente no es culpable de haber gestado la única civilización. En España ese clima entreguista incluye aspectos como el acoso a la Iglesia para que abandone la Catedral-Mezquita de Córdoba, la propuesta de que se abran las fronteras de Ceuta y Melilla, el apoyo al velo islámico por parte del feminismo radical, el silencio respecto a la situación de la mujer, el trato a los homosexuales y la ablación del clítoris bajo el Islam, las subvenciones a mezquitas, la indiferencia ante las masacres de cristianos en Irak, Siria y Nigeria, e incluso la disparatada manifestación en contra de la conmemoración de la toma de Granada por las tropas cristianas, con toda su parafernalia de banderas republicanas y comunistas. Es cierto que debemos separar el terrorismo yijhadista de la actitud moderada de millones de musulmanes. Pero tampoco debemos olvidar que como dijo Ayaan Hirsi Ali, la lealtad es la clave para la integración de los inmigrantes.
