Alfonso Guerra/Juan Carlos I

Se va Alfonso Guerra, el último político de los que construyeron la España de la Transición, es decir, esa España democrática que por primera vez en dos siglos concertó unas reglas de juego para todos, y no de unos contra otros. El aplauso en masa del Congreso al veterano socialista ha sido de los pocos momentos políticos emocionantes y nobles de los últimos años. ¡Se echan tanto de menos los consensos esenciales en esta tumultuosa España de hoy! Es verdad que Guerra hubiese quedado mejor si se hubiera ido antes de haber tenido que votar las propuestas zapateriles sobre Cataluña y la Memoria. También lo es que su concepción leninista del partido y su retórica de odio clasista ha maleducado a dos generaciones más en el paleosocialismo que en la socialdemocracia moderna. Pero durante años demostró un gran talento parlamentario y una guasa sevillana que avivó la mediocre rutina política. Y sobre todo fue un hombre de estado, gran negociador y figura esencial de la Transición por ser el auténtico artífice de la Constitución junto a Abril Martorell. El rey Juan Carlos I también se marchó este año. El contraste del aplauso a Guerra de un Congreso puesto en pie y la manera silenciosa y casi vergonzante en que se ha ido Juan Carlos dice mucho de la ingratitud humana y de las miserias de la política. Lo de Suarez fue aún peor: se marchó entre críticas e insultos generalizados para luego hacérsele un gran homenaje post mortem. Junto a Felipe II y Carlos III, Juan Carlos I ha sido el único rey español que ha cumplido 70 años en su reinado. No es casualidad, pues estos tres reyes han sido muy relevantes en la Historia de España. Con Felipe II España se constituyó en la mayor potencia política, militar y cultural del mundo. Carlos III introdujo a España en la modernidad y la Ilustración. ¿Qué podemos decir de la España de Juan Carlos? Pues que entre otros muchos logros se encuentran la aprobación de una Constitución democrática para todos, la entrada en la CEE y en la OTAN, la consolidación de una sociedad civil próspera y cohesionada alejada de las tragedias de antaño, la conformación de un original sistema de autonomías, y la profesionalización de unas Fuerzas Armadas políticamente neutras. Justo todo lo que quieren tirar por la borda los separatistas y los populistas.

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