Bragas negras. Salvador Sostres

Me gusta Wimbledon, me gustan las tradiciones basadas en la elegancia y en la pulcritud

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Salvador Sostres

SALVADOR SOSTRES

05/07/2023 a las 19:32h.

Todo el mundo sabe que en Wimbledon hay que jugar de blanco. Es una característica que distingue al torneo y le da prestigio. En los últimos tiempos se ha puesto de moda que algunas chicas pidan competir con bragas negras para que no se transparente la regla. Las mujeres siempre han tenido la regla y han podido ir de blanco a todas partes. El tampax se inventó para esto y si tienes que cambiarlo pides una pausa. La reivindicación de las bragas negras, a la que finalmente se ha plegado el All England Lawn, es ideológica y no tiene que ver con la mancha física sino moral, esa demoníaca necesidad de llamar la atención a través de la manzana.

Martina Navratilova se nacionalizó americana y ésta fue su victoria sobre el comunismo. Ganar con su estilo y clase fue la expresión de su personalidad y no la propaganda lesbiana. Supimos que lo era y la quisimos, y con su buen tenis y su pasaporte americano nos ayudó a superar prejuicios y fue para siempre una de las nuestras. Entonces la admiración solía convencer más que el recetario. Era un mundo más sólido, más serio, que exigía algo más que fluidos a sus ídolos. El contrato entre ciudadano y líder era más consistente, más emocionante.

Me gusta el blanco. Los hombres de blanco, los hombres blancos, las camisas de lino blanco, las novias vestidas de blanco. Me gusta la pureza del blanco. Me gusta que tendamos a lo blanco y que nos maravillemos en la blancura. Me gusta el blanco como estética y me gusta como metáfora. Me gusta como espejo de lo que soy y de lo que me representa. No me avergüenzo de ser blanco ni creo que los blancos seamos culpables. Más bien pienso que somos los autores de las mayores proezas que ha conocido la Humanidad. No aspiro a que nos den las gracias pero me parece que nos hemos ganado el derecho a disfrutar en paz de nuestro torneo de todos los tiempos. Y me atrevo a pedirle: disfrútelo usted también y deje de amargarse. Porque usted no tiene ningún problema. Usted tiene un desequilibrio. Usted no tiene ningún inconveniente fisiológico. Usted tiene una obsesión ideológica y si no la cura arrastrará su vida por la autocomplacencia y la mediocridad en lugar de la autoexigencia que nos empuja a crecer. ¿No se da cuenta del precioso tiempo que pierde?

Me gusta Wimbledon, me gustan las tradiciones basadas en la elegancia y en la pulcritud y el furor irracional por mantenerlas. Me gustan los imperios que perdieron las guerras pero conservan los palacios y los cortinajes. Podéis jugar con bragas negras pero el resto tiene que ser blanco, también los sujetadores. Hubo un tiempo en que una mancha era mucho más perdonable que ir sin la ropa interior conjuntada. Al final habéis conseguido que el debate sobre el tenis femenino se base en lo más tribal, patriarcal y sexualizante. Es donde lleva dar el coñazo por lo que eres en lugar de competir para brillar con lo que haces, esa zona zero de la mujer en que os volvéis tan poco interesantes.

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