Feijóo es la temperatura del agua de la ducha: ni nos quemamos ni pasamos frío
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24/06/2023 a las 20:01h.
Entre Abascal y María Guardiola este cabaret, esta revista de variedades extremeñas; y Feijóo a media distancia sentando las bases de cómo tiene que ser gobernada en el futuro España. Sin estridencias, partiendo de la realidad imperfecta. Con sentido común, generosidad y prudencia.
Está bien que Feijóo confiara en su candidata y está bien que María nos haya recordado lo ridícula, histérica y devastadora que es la derecha cuando se parece a la columna de una becaria de ‘El País’. Igualmente ha sido interesante que Abascal haya acreditado una vez más que aún no está preparado para gobernar.
Feijóo sin decir casi nada ha dejado que Vox se cueza en su estupidez y ha exigido a la señora Guardiola que deje de molestar a los extremeños y se ponga a resolver el problema que ha creado con su maximalismo buenista y patético. Feijóo explicita en Extremadura cómo será su presidencia: punto medio alejado de dogmatismos y trampas ideológicas que no conducen a nada.
Un líder de vocación mayoritaria no ha de ser simpático, divertido, creativo en la medida en que apreciamos estas virtudes en los genios de las distintas disciplinas artísticas. Un político serio ha de ser previsible, aburrido, ha de vivir en las tonalidades del gris que amortiguan la democracia y aseguran la tranquilidad y la convivencia.
Los idealismos son maravillosos en la literatura o en la cocina. En la política y desde el poder son siempre criminales. Feijóo es la temperatura del agua de la ducha: ni nos quemamos ni pasamos frío. No es que nos conformemos con él, es que pedirle más a un político es pedirle que te decepcione o que te engañe. Feijóo es el diapasón, el neceser del equipaje. No es el mal menor: es el pacto civilizado de una sociedad que entiende que los protagonistas de la vida pública y de la creación de riqueza han de ser sus ciudadanos. Feijóo entiende como Rajoy que los líos son contrarios a la política y que el enemigo no es el adversario, sino el grumo, el nudo, el debate estéril y el ruido.
España con Feijóo no va a tener a un druida de presidente, ni a un hacedor de milagros, sino alguien que nos va a enseñar a esperar lo justo de los demás y a ser mucho más exigentes con nosotros. Esta España deshilachada de los derechos, del riesgo cero y de la ninguna responsabilidad. Esta España de María Guardiola y de Abascal, tan infantil, tan egoísta. Esta España del suspenso tolerado, de la mediocridad normalizada, de la subvención asegurada que fomenta el desdén, el desprecio del esfuerzo y el gasto innecesario.
Esta España, ésta, la que Pedro Sánchez ha enseñado a fumar muy temprano, y la ha pervertido y la ha putificado, es la que desesperadamente necesita a un presidente padre y moderado que la desintoxique y la tome de la mano para suavemente acompañarla a su radiante puesta de largo.