Cómo perder unas elecciones que tienes ganadas. Juan Carlos Girauta

Debería pensar Feijóo un poco en quienes le piensan votar en vez de acariciar a los que nunca le votarán

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Juan Carlos Girauta

JUAN CARLOS GIRAUTA

31/05/2023
Actualizado a las 16:24h.

Parece difícil, ¿verdad? Sobre todo para un hombre tan prudente como Feijóo, del que no esperas volantazos. ¿Cómo se hace? Puedes empezar yendo a Barcelona, al Cercle d’Economia, y soltar frasecitas pensadas para agradar a los nacionalistas. Por ejemplo: «En Galicia, en público, nunca me he expresado en castellano». O anunciar que vas a abrir una etapa en la que «Cataluña y los intereses de los catalanes sean prioritarios». O bien: «Los catalanes son los que más impuestos pagan de España». O bien (esta gusta mucho en esa zahurda perfumada): «El PP ha cometido errores en Cataluña».

Para arreglar los errores que el PP ha cometido en Cataluña, el hombre que tiene ganadas las elecciones y se empeña en perderlas ha empezado por cometer un error germinal, a ver si salen los tallos negros a tiempo de acabar con las esperanzas que tenemos puestas en él: subrayar los errores del PP delante de una colección de empresarios, ejecutivos y periodistas del lugar que no es que hayan cometido errores; es que alimentaron un golpe de Estado, alentaron a políticos locos que rompieron la convivencia, arrojaron piedras sobre su tejado creando un espacio de inseguridad jurídica del que tuvieron que extraer a sus propias empresas. ¿A qué la humillación? ¿A qué ese disgusto a los votantes catalanes del PP? La razón la contó Cayetana A de T en su libro, y es una aberración tristemente real: en España, la centralidad la marca la proximidad a los nacionalistas. Solo que esa España es la de las élites, no la de la calle.

Debería pensar Feijóo un poco en quienes le piensan votar en vez de acariciar a los que nunca le votarán. Imaginar a un CC (catalán constitucionalista) puesto en la tesitura de cambiar sus planes de vacaciones en ese puente, en pleno verano, para acudir a las urnas. Hay que estar motivado. Si una cosa sabe uno es que nada motiva menos a un CC que el habitual discurso complaciente del pepero que pisa Cataluña, su inexplicable anhelo de gustar a La Vanguardia. Por cierto, lo ha logrado. Véase la crónica de ayer en el rotativo de Godó, tan bien titulada: «Feijóo señala a Cataluña como prioridad y reconoce errores del PP en el pasado». He sido un CC, o soy un CC en el exilio interior al que me empujó la podre nacionalista y su atmósfera irrespirable. He tratado a los líderes nacionalistas y no todos están locos. En general, los locos se agolpan en Junts, es decir, Convergència (no te escondas). Pues bien, ellos no nos fallaron; decidieron que los adversarios éramos enemigos y no hubo más remedio que aceptarlo con respeto guerrero (ojo, hablo de los líderes, no de la chusma separatista callejera). Los que nos fallaron una y otra vez, y otra, son los que tenían que velar por nuestros derechos y libertades y no lo hicieron. Los de la falsa centralidad que describe Cayetana. De ahí nació Ciudadanos, demonios. Y de ahí murió.

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