- FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
Actualizado Jueves, 11 mayo 2023 – 22:55
El pumpidismo, golpismo sin Sánchez, es mucho peor que el sanchismo

Desde Fernando VII, nadie había jurado acatar la Constitución y había hecho tanto por destruirla como Pumpido. Pero cuando el Rey Felón dijo “marchemos todos, y yo el primero, por la senda constitucional”, sólo ganaba tiempo para volver a lo que creía legítimo: el poder absoluto del Rey, dueño de la soberanía nacional. Y es que la Constitución de 1812 que le hicieron jurar los “exaltados” proclamaba en su artículo 2: “La nación española es libre e independiente y no puede ser propiedad de ninguna familia ni persona”: ni de Napoleón, ni del Felón. Ni hoy de Pumpidón.
El Felón entregó la Corona al tirano francés mientras los mamelucos degollaban a los españoles que morían por su patria y su derecho al trono, y pocos años después logró que los Cien mil hijos de San Luis invadieran España entre aplausos y derogaran lo que su Ley de Memoria Histórica, al estilo de la de hoy, denominó “los mal llamados años”. Ni años podían ser. Pumpido, físicamente idéntico a Fernando VII, juró la Constitución de 1978 pero su cortijo del TC está declarando ilegítimo lo que votó la inmensa mayoría de españoles en 1978. Se ha proclamado Poder Legislativo y en sus sentencias establece derechos ni reconocidos por la Constitución ni votados por los españoles.
Su pupila Montalbán, condecorada por Griñán, decidirá la suerte de Griñán. Pumpido ha proclamado el derecho al aborto, ciscándose en el derecho a la vida del nasciturus, en conflicto con el derecho de la madre al uso de su cuerpo, que se niega a la prostitución y la gestación subrogada. Coherencia zurda. Todas las legislaciones y nuestras dos leyes de supuestos y plazos buscaban un equilibrio entre ambos derechos. Salomón Pumpido parte al niño y arreglado. Tiene más derechos un feto canino que humano.
A las víctimas del terrorismo les niega el derecho a criticar a sus asesinos. Con el recurso de Cayetana, denegó el derecho a la libre expresión de una diputada y el derecho a decir la verdad. Llamar “hijo de un terrorista” al hijo de un terrorista “vulnera el decoro parlamentario”. Los condenados por terrorismo allí sentados, a los que Sánchez da el pésame al suicidarse otro, no.
El pumpidismo, golpismo sin Sánchez, es mucho peor que el sanchismo.