EL OBSERVATORIO CUQUI. ¿QUÉ SE DICE EN CÁDIZ? Apuntes sobre la cultura gaditana de los años 40-75. Por Rafael Zaragoza

Recientemente se ha dicho que la cultura en Cádiz antes de Quiñones fue oficialista y rancia, y que la modernidad cultural vino primero con Alcances, y después con la democracia. Esta idea la hemos oído ya otras muchas veces y está emparentada con la vieja teoría de que España fue un  desierto cultural entre los años 40-75. Pero, ¿fue esto así?

En el año 1976, Julián Marías ya rebatió brillantemente lo del páramo cultural en los años 40-75 en España en su célebre artículo “La Vegetación del Páramo”, y años después, en los 90, con una segunda parte titulada “¿Por qué mienten?”. Dice Marías que la propaganda franquista hablaba de que se había acabado con la escoria “demoliberal” y se había restablecido el “esplendor imperial”. La versión contraria era la de que en España no quedaban más que “curas y militares”, y nada de rastro cultural. Ambas interpretaciones perseguían un objetivo político. Pero la verdad no fue ni lo uno ni lo otro, aunque en estos últimos años, y en este caso en concreto, vuelve a reverdecer la segunda idea, la del páramo. Pero no. No hubo páramo cultural en España. Tampoco en Cádiz, al contrario

Dice Julián Marías que “la libertad empezó a germinar y brotar, como brota la hierba en los tejados y en las junturas de las losas de piedra”. Y empezó muy pronto. Desde los años posteriores a la guerra, en Cádiz fueron surgiendo intelectuales de gran importancia, algunos de los cuales no han tenido parangón en los tiempos posteriores. Así de memoria, además de Quiñones estarían el propio Pemán como articulista, cronista, guionista y orador, Sánchez Estévez, Fernández Pujol y Javier de Navascués (también genial dibujante) en arquitectura, Vassallo en escultura, De Ory en poesía (se trasladó a Francia en 1955), Luis Berenguer en novela, Ramón Solís en novela histórica, Francisco Prieto en pintura, Antonio Orozco en historia y medicina, Antonio Hernández en todos los géneros literarios (impagable su  “Guía secreta de Cádiz”)…. Y otros nombres en los que ahora no caigo.

Pero no solo tuvimos figuras relevantes, sino una vida cultural surgida desde la sociedad civil. Veamos.

En Cádiz hubo una actividad literaria notable, sobre todo a partir de los años 50. De los años 40 me aparecen nombres como Serafín Pro o José Antonio Hernández Guerrero, quien ha estudiado muy certeramente el asunto.

Se publicaron revistas como Isla o El Parnaso. Platero, en los años 50, tuvo una importancia extraordinaria. En ella escribieron los principales poetas y escritores españoles sin discriminaciones políticas (la lista sería interminable), desde Pemán o Cela a Juan Ramón o Alberti. Fue también una revista que estrechó las relaciones de un grupo considerable de escritores y gente de la cultura de la ciudad.

Caleta fue otra publicación literaria fundada también en Cádiz en los años 50 por José Manuel García Gómez, un poeta y dinamizador cultural al que la ciudad aún no ha reconocido como merece. Por fin, a finales de esa década renació en la capital Arrecife, con una duración de pocos años. En los años 60 tuvieron lugar otras iniciativas literarias menos duraderas, pero que contribuyeron a enriquecer la vida cultural de la ciudad.

Hubo muchos colaboradores de la tierra en todas esas revistas como los hermanos De las Cuevas, Fernando Quiñones, José Luis Tejada, Pilar Paz Pasamar, Caballero Bonald, Acquaroni, Julio Mariscal, Pérez Clotet, Antonio Luis Baena, Carlos Murciano, y Miguel Martínez del Cerro, entre otros.

Por fin a principios de los años 70 surgió el grupo literario Marejada.

El teatro siempre estuvo presente en aquellos años. Antonio Llaves me contó de la existencia de una compañía de aficionados cuyo nombre no recuerdo. Más adelante surgieron grupos conocidos como Teatro Estable Gaditano, Grupo Escénico Cámara, Quimera Teatro Popular, Carrusel… y gente como Bellido, Pedro Delgado (durante un tiempo recaló por Cádiz), Angel Dueñas, Jesus Morillo, Sánchez Casas, Ramón Rivero…

Las Juventudes Musicales se fundaron en el año 61 y tuvieron una gran actividad.  Recuerdo algunos conciertos con llenos absolutos en el salón de actos del Colegio Médico, en la calle Cervantes.

En la academia Universitas, en la plaza de las Flores, donde tuve la suerte de recalar, también se desarrolló una vida cultural relevante. Desde allí nos estimulaban a acudir a todo tipo de actos, amén de ser los organizadores de eventos relacionados con la música, el cine, la literatura, etc. Nombres a resaltar fueron Serafín Gutiérrez, Angelines Sanz, Manuel Mora, Antonio Ayuso y Lolo Adrada, bohemio gaditano del que se dice que escribió un solo verso en su vida. Hablamos alrededor de los años 66-67.

No creo que haya otra generación flamenca tan importante como la de los años 40-60: Pericón de Cádiz, Manolo Vargas, Perla de Cádiz, Aurelio Sellé, El Beni, Juan Villar, Chano Lobato…

El cine club ya empezó su andadura en Cádiz desde los años 50. En los 60 existió el cineclub Iuventus. A principios de los 70 surge el Cine Club Universitario del domingo por la mañana en Naútica y otros lugares. Nombres a destacar de los primeros tiempos fueron Jaime Pérez LLorca, José Manuel Marchante, Eduardo Santander y de nuevo Serafín Gutiérrez. Durante años se vieron películas de los mejores directores internacionales en versión original. Dudo que hoy en Cádiz exista la posibilidad de ver el cine que se veía entonces.

La cultura popular también cuenta. En aquellos años 60 y principios de los 70, con Rota como faro, se prodigaron “conjuntos” musicales como los Abunais, los Shaders o los Tekas, y especialmente Simún o los Simuns, el más avanzado y mejor grupo de rock-blues de la España de entonces.

No voy a entrar en la interesante vida taurina de los 40-60, hoy casi inexistente, ni en el fútbol, la Semana Santa o el Carnaval, que nunca dejaron de estar ahí.

Todo esto es solo un pequeño recordatorio de la cultura gaditana de aquellos años, hecha en su mayor parte de memoria, por lo que pido disculpas por ausencias o errores. Por cierto, en todos aquellos conciertos, obras de teatro, reuniones literarias, etc., había muchos jóvenes, no como ocurre actualmente con “la generación más preparada de la Historia”, a la que se ve muy poco en los eventos culturales.

¿Ranciedad? Seguro que sí. Pero, ¿no la hay en general en las instituciones culturales, también en las actuales, como las Reales Academias? En la Real Academia de la Lengua de Madrid han entrado escritores considerados de izquierda. En las de Cádiz también. ¿Ya no son tan rancias?

¿Oficialismo? Lo hubo, desde luego. Cada época tiene el suyo. Por cierto, el de aquellos años, con sus aspectos negativos, que los tuvo, trajo a Cádiz lo mejor de la vida cultural española con los Cursos de Verano y los Festivales de España.

¿Hubo oficialismo cultural durante la larguísima etapa socialista en Andalucía? Lo hubo también, claro, y se caracterizó por el monopolio cultural de la izquierda: premios y homenajes de unos a otros, hegemonía mediática y docente, exclusivismo, sutil censura indirecta, superioridad moral…. y un gran mangazo de rentas públicas derivado del brutal crecimiento estatal, consecuencia a su vez del fuerte aumento impositivo.,

A costa del contribuyente, se realizaron viajes internacionales, se editaron vídeos sectarios, se publicaron libros sin lectores, se multiplicaron los asesores ágrafos, se crearon chiringuitos ideológicos, cursos absurdos, productoras, congresos… Por cierto, visitar y loar el comunismo castrista de Cuba fue uno de las actividades preferidas de entonces.

¿Naftalina? En Cádiz se sigue hablando de la oficialidad y naftalina de hace 75 años, pero ya es hora de que nos ocupemos de esta “moderna” nomenclatura cultural extractiva que dura ya varias décadas, y que sigue viva y creciente, ahora con la nueva casta woke, o como diría Herrera, cuqui.

¿Alcances? Cabe recordar que Alcances llegó a Cádiz por el apoyo que Quiñones buscó hábilmente en algunas autoridades franquistas. El chiclanero había crecido culturalmente al amparo de José María Pemán, aunque luego voló por su cuenta. Si Pemán fue el hombre que estuvo detrás de todas las salsas culturales de aquellos años, para bien, Quiñones ocupó ese lugar posteriormente, también para bien. Conociendo la generosidad y bonhomía de Quiñones, no creo que estuviera a favor de la represalia actual sobre la memoria de Pemán, como sí lo están con saña algunos de sus discípulos sobrevenidos.

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