Ramón Carande resumió la Historia de España en dos palabras: demasiados retrocesos. Un diagnóstico derrotista. Más pesimista aún es el juicio dominante sobre la ciudad: Cádiz se hunde. Creo que la expresión que mejor resume la evaluación de nuestra Historia y nuestra situación es: demasiado autodesprecio. Nos gusta mucho quejarnos y autocastigarnos, pero tendríamos que estar agradecidos por vivir en una bahía española privilegiada, que en los últimos años ha crecido en miles de habitantes (lo que relativiza la pérdida de población de la capital).
Nuestro clima, nuestra gastronomía, nuestra filosofía de vida y una renta per capita por encima de nuestro entorno (INE), nos procuran una vida mucho más placentera que la del resto de occidente (la única civilización). ¿Qué más se puede pedir, si además vamos a subir a Primera?
Si España es un referente internacional por su calidad de vida, la zona Sevilla-Cádiz es el verdadero centro del mundo (Fernando Villalón). El no va más de lo civilizado es tomar el aperitivo –ponme otra manzanilla-, dormir la siesta, escuchar un cante o contemplar un paso. ¿Se imaginan que en Roma sacaran cada año en procesión por la calle a Bernini o a Miguel Angel? Pues eso se hace aquí cada Semana Santa con la mejor imaginería barroca del mundo. No hablaré de otro gran hecho cultural, los toros, para qué, si ya hablaron los genios Lorca, Goya, Picasso…Tampoco del Carnaval –Selu, cántanos otro cuplé-.
El complejo de inferioridad español y gaditano no tiene fundamento. En el norte de Europa -el referente “progresista”-, hace frío, la gente se suicida (como en las películas de Bergman), no sale el sol, y como dice Ussía, lo más divertido que puede ocurrir en la cama de una pareja es que se caiga el edredón.
España es el único país europeo que pasó de la dictadura a la democracia por sí, sin la ayuda americana. Fue mas tarde, sí, pero es que fue el único país occidental que tuvo que hacer frente a una revolución. Tenemos defectos, quién no, pero la tan denostada reconciliación de la Transición fue modélica en el mundo. A veces conviene valorar lo que tenemos y qué nos estamos jugando. No se entiende que estemos a punto de fastidiarlo todo con ese siniestro proyecto de Frente Popular. Ojalá nunca tengamos que decir que éramos felices y no lo sabíamos. Buen año.