Este fin de semana he compensado una larga temporada sin acudir al cine viendo tres películas. La primera de ellas, como dice Sostres, contiene en su título casi todo lo que me gusta: “Un día de lluvia en Nueva York”. Esta vez tenía doble interés en ver a un Allen censurado por la inquisición feminista. La película resulta deliciosa. Una comedia aseada, con imágenes bellas, chistes inteligentes, gente culta y hoteles suntuosos -¡Ah, qué maravilla tomar una copa en el Waldorf!-. En fin, lo contrario de aquellas películas húngaras de Alcances.
Al cabo de los años, el detective Germán Areta reaparece en “El Crack Cero”. Garci se lo debía a Alfredo Landa, pero también a Rellán o Bódalo. Es un logro que a ninguno se le eche de menos. El film concita toda la magia del cine negro americano en blanco y negro, pero a la española. La música, la Gran Vía, la lluvia, la melancolía y las frases redondas. De entre ellas me quedo con “mi cara no se parece en nada a mí” o “eres lo más cercano a mí que conozco”.
“Mientras dure la guerra” es la típica película partidista subvencionada por todos, que encima pretende ser objetiva. De buena fotografía y narrativa, la cinta fracasa por su grotesca manipulación de la Historia. El film oculta lo esencial: la guerra la provocó la izquierda destruyendo la legalidad y ejerciendo el caos en la calle. Como ahora en Cataluña, pero con cientos de muertos. ABC le detecta 18 falsedades históricas. Yo me fijaré más en su sectarismo perverso. Veamos. Franco (cuyo régimen combatí) es presentado como un bobo risueño. Pero alguien que no fue derrotado nunca por sus enemigos políticos, será integrista, pero no tonto. Más maldad tiene poner en su boca la falsedad de que alargó la guerra para hacer una limpieza ideológica en España o que su represión era más piadosa que la roja porque les ofrecía a los reos confesarse (una sala llena (¿?) se tragó la tostá con su risa). El valiente exhumador P. Sánchez disfrutaría.
A Millán Astray, un militar instruido y políglota, lo pone de descerebrado. Los falangistas que aparecen son siempre zafios. Pero la primera Falange tuvo un gran nivel intelectual: Ridruejo, Mazas, Alfaro, Foxá, etc. Por fin, no se dice que a pesar de la supuesta escena del Paraninfo (no hay documentos), el funeral de Unamuno fue organizado por falangistas.