La gestión de este Presidente no votado se ha convertido en un disparate manifiesto. Repasemos la lista de sus autocorrecciones y despropósitos.
En tres meses de gobierno ya ha cogido vacaciones; se fue con su señora en un avión oficial a ver a un grupo musical; cambió en dos días al divertido ministro de Cultura; tras recibir al Aquarius con gran despliegue propagandístico en plan “qué solidarios somos”, y comprobar el efecto llamada, cambió radicalmente de estrategia sobre la inmigración; ha legalizado sin enterarse a un sindicato que promociona la actividad profesional sexual; ha cambiado varias veces de ideas sobre el Valle de los Caídos, pero eso sí, ha prometido valientemente desenterrar a Franco antes de Navidad, pese a las peligrosas amenazas (¿) de la familia; pretende imponer una Comisión de la Verdad oficial sobre la Guerra Civil, quizás con el objeto de enterrar terribles e incómodas verdades históricas referentes a su partido; tras las purgas de periodistas en TVE, sus informativos han cedido el liderazgo que ostentaban desde hacía meses; mientras que en Andalucía los socialistas acusados de los ERES gozan del respaldo jurídico estatal, decidió dejar sin defensa al juez Llarena frente a las acusaciones independentistas, para a continuación, tras la protesta de jueces y fiscales, apoyarlo; quiere que no haya control del gasto -una idea típica de una izquierda siempre ávida de deuda e impuestos-, para lo cual intenta neutralizar las funciones constitucionales del Senado, un hecho grave; pretende una consulta en Cataluña -que va contra el TC- para un nuevo estatuto, con la idea de distraer (inútilmente) a sus aliados independentistas; y por último, ha conseguido desacelerar la economía y que el paro suba por primera vez desde 2011.
Sólo ha adoptado dos medidas sin titubear. Una, la colocación de decenas de amigos y familiares al mando del estado, entre los que se encuentra su propia mujer. Y dos, no convocar las elecciones generales prometidas.
Hasta ahora se intuía lo que ya se ha demostrado de forma fehaciente, que este hombre no guarda ningún talento. Pero es que además- y esto es grave- está maniatado por los enemigos de España y aspirantes a dinamitar el pacto constitucional: los comunistas bolivarianos, los herederos de ETA y los golpistas catalanes.