Mentiras de nuestro tiempo

J. F. Revel dijo que la mentira dirige el mundo. En efecto. Hay mentiras históricas que aún siguen repartiendo legitimidades en la política española de hoy. Por ejemplo la patraña de que el Frente Popular luchó por la democracia. Bolloten lo llamó el “gran engaño” (the grand camouflage), que aún prestigia a la izquierda. ¿Cómo iba a luchar por la democracia un Frente Popular compuesto por comunistas, socialistas revolucionarios, anarquistas, y jacobinos? ¿Se puso el retrato de Stalin en la Puerta de Alcalá, en 1937, por casualidad? Nuestro tiempo también esta plagado de mentiras que dirigen el mundo. Las que rodearon a la guerra de Irak fueron clave en la victoria de Zapatero. Como dijo el otro día Chencho Arias en Sevilla, la guerra de Irak no fue ilegal porque la ONU no se pronunció. Sí se pronunció en cambio a favor de la permanencia en Irak en la posguerra (él votó sí representando a España), y sin embargo, se dijo que nos íbamos de allí porque esa estancia era ilegal. Otra mentira: España nunca estuvo presente en la guerra de Irak, como se proclama. Es verdad que no había armas de destrucción masiva, pero Sadam las había utilizado contra los kurdos, o sea que las tuvo, y todo el mundo, incluido los que estaban contra la guerra, lo creía. Por cierto, vaya trola lo del pacifismo (dirigido) de los españoles, que sólo se manifiesta contra EEUU o Aznar, y no contra el bombardeo de hospitales por parte de Assad y Rusia, o contra la guerra de Zapatero en Libia. Una mentira muy extendida es que en el mundo cada vez hay más pobres. Eso es lo que sugieren de nuevo los datos de la anticapitalista Intermón Oxfam, pero en realidad son encuestas sobre la desigualdad, no sobre los datos de pobreza, que son ignorados. La única verdad al respecto es que en los últimos años, gracias al abandono de las políticas estatalistas de China e India, hay 800 millones menos de pobres en el mundo. En España, un camelo propagado es que el estado “benefactor” mengua y que el mercado se extiende. Lo cierto es que jamás como hoy, tuvimos un estado que acaparara el 50 por ciento del PIB y que nos incautara casi el 40% de lo que ganamos. Por último, ¡ay!, la perjudicial mentira de que nuestra ciudad se hunde, cuando el INE (Ais Group) la sitúa como la menos pobre de Andalucía.

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