Hay muchas Sevillas desconocidas para el gaditano, incluso para el que la frecuenta. Ya les hablé de la Sevilla de las tiendas de montañés. Hoy adelanto otras que se pueden tratar: la Sevilla de las casas históricas convertidas en hotelitos, como la del torero John Fulton, con azotea a la Giralda; la de los lugares donde nacieron sevillanos ilustres, como Caracol, Pepe Luis, Murillo, Velázquez, Bécquer, los Machado (“no sabía que Manuel tuviera un hermano”, dijo Borges), Chaves Nogales, Aleixandre y Cernuda, éste en una casa de la calle Acetres, que se cae; la del barrio judío de San Bartolomé; la de las tumbas del cementerio de San Fernando; la Sevilla de la pintura de Valdés Leal, extendida por conventos y museos; y otras. Hoy, la amplia clase media gaditana tiene a sus hijos viviendo en Sevilla por razones de estudio o trabajo. Ayer mismo vi una bufanda del Cádiz en un Colegio Mayor que me llenó de alegría. Ellos, como yo mismo, viven una situación ideal: residir entre Sevilla y Cádiz. Pues bien, salvo para algunos capillitas, la Semana Santa sevillana es un mundo desconocido en Cádiz. Desde mucho antes, y ya con el azahar en flor, es imposible no encontrarte un Vía Crucis nocturno lleno de misterio, o una iglesia abierta, con imágenes de J. de Mesa o P. Roldán, por ejemplo. En estos días he podido disfrutar del repique mañanero de las campanas de El Salvador, o de ver preparar un Cristo sobre su paso, en San Roque, un rito lleno de amor. Privilegios de la jubilación. Especial impresión me llevé en el hermosísimo monasterio de San Clemente, un mundo de silencio y meditación en medio de la urbe. Las monjitas me dejaron presenciar sus rezos y pausas en el interior de una iglesia vacía y semioscura, rodeado del arte de Martínez Montañés, Valdés Leal y Pacheco. Tras vivir esa experiencia, construida por siglos de cristiandad, no entiendo que algunos se apunten a un curso de yoga impartido por un FP de Puntales. A la salida, entramos en la abarrotada basílica de la Macarena, en cuyo interior apreciamos la belleza de la Virgen ya “prepará” para salir, ¡dos semanas antes! La Semana Santa o es emoción o no es nada, y esto ya está aquí. Mientras, en Cádiz, no hay tregua: se habla de banderas, de indigentes, y del agua de Loreto.