Actualizado Domingo, 30 abril 2023 – 22:44
Lo peor del proyecto yolandero es que ni siquiera es original. Se limita a copiar el de la izquierda desde Zapatero, heredado por Sánchez, que es negar a los españoles su condición de ciudadanos
La Constitución española de 1978, como todas las anteriores desde la de Cádiz, se fundamenta en la nación española como sujeto político, del que emanan todas las instituciones del Estado. España podría cambiar de forma de Estado, decidir si quiere ser república o monarquía, lo que no podría hacer sin destruirse es romper ese sujeto político que constituimos todos los españoles, del que proviene toda nuestra estructura legal y social.
Yolanda Díaz ha hecho público, tras el parto de años que caracteriza a sus criaturas políticas, su proyecto de España, que se resume en destruirla en aras de lo que llama plurinacionalismo. Naturalmente no lo define, por dos razones: la primera, porque es indefinible; la segunda, porque responde al afán separatista, compartido con el comunista, de destruir y ya veremos.
Su proyecto es, por tanto, un no proyecto. Su principio es negar la antiquísima nación española, y su desarrollo consiste en zurcir proyectos alternativos que se guarda mucho de definir. Si nuestros conciudadanos, seducidos por la propaganda de los bucles sanchistas y yolanderos, le confiaran su futuro, renunciarían a su condición de españoles a cambio de nada, o para ser más precisos, de ser plurinada, que parece más y es menos.
Los zigzagueos que su merlín Máiz hace sobre todas esas partes a las que sólo se niega que puedan constituir un todo, son una estafa intelectual. Hay una nación, España, de la que emana un Estado, el español. Si quieren destruirlo para formar otros estaditos racistas y xenófobos, como los que ya están en marcha en Cataluña y el País Vasco, díganlo e inténtenlo. Y si no lo quieren, o no saben lo que quieren, digan cómo se oponen a su destrucción. Por supuesto, no harán lo último, porque están en lo primero: ayudar a la ETA y al PNV, así como a los catanazis de los ‘països catalans’, a levantar sus regímenes totalitarios, para deshacer España tal como quería Stalin.
Lo peor del proyecto yolandero es que ni siquiera es original. Se limita a copiar el de la izquierda desde Zapatero, heredado por Sánchez, que es negar a los españoles su condición de ciudadanos y reinar sobre los escombros de sus propiedades, empezando por su historia. Una basura.