Absolutamente todas las leyes que en este fin de legislatura saca el BOE destruyen la estructura legal de la sociedad española desde antes de Cristo.
30/4/2023 – 07:23

El número de leyes comunistas que está aprobando a toda prisa o anunciando como inminente el Gobierno de Sánchez supera en cantidad y gravedad las de la II República desde Julio de 1936. Esta semana, el Tirano ha hecho votar la Ley de Protección de Okupas, que destruye la propiedad privada de las viviendas, la hucha del pobre desde la Guerra Civil, y la vicetirana Barbie Paracuellos ha anunciado una Herencia Universal de 20.000 euros como regalo de cumpleaños a los 18 años, la edad de votar. Todas, absolutamente todas las leyes que en este fin de legislatura saca el BOE, más las que guarde Podemos, bodega de todo proyecto totalitario, destruyen la estructura legal de la sociedad española desde antes de Cristo. Habrá que hacer una nueva nomenclatura, en vez de la de A.C y d. C, antes de Sánchez y después de Sánchez, A d S. y D d S. El diluvio y sin Arca.
La exhumación de presas y pantanos
España, como todos los países del Mediterráneo, ha vivido del cultivo de la tierra, sea como agricultura, ganadería, silvicultura o cualquier otra forma de extraer beneficio nutritivo y, de ser posible, comercial. Dada la sequedad del suelo y las pocas lluvias a que nuestra latitud nos condena, más lo abrupto de nuestra orografía, el agua siempre ha sido bien escaso, sujeto a las arbitrariedades del clima y a la capacidad del humano para procurarse la que necesitaba para beber y regar, que era sembrar alimento. Nada distinto de Sumer o Egipto, salvo que aquí los ríos son más pequeños.
El recurso tradicional en todas partes ha sido represar los ríos para evitar que se pierda en invierno el agua escasa en los meses de calor. De ahí que siempre ha habido grandes proyectos para garantizar el agua potable y el regadío de zonas lo más extensas posible. Ahí están el Canal de Castilla y el de Aragón, o el Acueducto de Segovia, o el precioso pozo romano de Cella, en Teruel, que trae el agua desde el monte del Tremedal y que cita el mismísimo Cantar de Mío Cid como “Celfa la del canal”. Las tejas moras en embudo eran, como todo, las de los romanos, incomparables ingenieros.
Por eso me ha llamado la atención un breve vídeo, aunque sea del maldito TikTok chino. Un minuto de imágenes de la destrucción de presas muy modestas, que a nadie pueden dañar salvo al río, con los números del fenómeno: 2021:108 presas destruidas. 2022: 148 presas destruidas. 2023: 43 presas destruidas (mes de abril). ¡Trescientas en sólo dos años y medio!
Los ecologetas nos quieren prehistóricos
Yo había leído ya declaraciones de ecologetas que buscan reducirnos a vivir en taparrabos, adorar al Sol y, como en Atapuerca, comer tuétano de nuestros semejantes, si todavía cabe llamar así a los humanos. Para estas bandas de cazadores de subvenciones, lo bueno es dejar que el agua fluya desde la fuente hasta el mar, que el monte no sea alterado por la mano del hombre y que arda cuando quiera, que abandonemos energías absurdas, como el petróleo, la luz eléctrica y la nuclear, cuando con dos palitos y un poco de yerba seca podemos hacer hogueras, para, en fin, vivir en armonía con la Naturaleza, la madre Tierra, el Padre Planeta y aullando a la Luna.
Del autor
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Pero no hay tribus de cretinos grünen, o sea, verdes, de los que han asaltado el Panel del Cambio Climático de la ONU y están llevando a la UE a la ruina con su política de transición energética. Poco a poco, como el agua horada la piedra, han conseguido que toda la Izquierda, dueña de los medios de comunicación y de la educación, por la desidia de la Derecha, imponga a viva fuerza, sin consultar a la población, la destrucción del sistema de vida occidental, el mejor del mundo, en nombre de un susto cósmico que sólo existe en los periodistas descerebrados y en los infinitos funcionarios del cambio de modelo económico, sobre todo el suyo, que trincan latisueldos por arruinar automovilistas agricultores y ganaderos.
Del franquismo sobrevivían dos estructuras sólidas: las presas y pantanos que aseguraban el abastecimiento de agua para beber y regar; y la vivienda en propiedad, la hucha de los pobres y la clase media desde la posguerra que aseguraba la vida si venían mal dadas y dejar una herencia. Pues bien, la banda depredadora de Sánchez está empleándose a fondo en acabar con esos dos símbolos, que eran también realidades, de una España en la que el esfuerzo y el ahorro eran la puerta a una vida mejor. La que nos legaron nuestros abuelos. La que difícilmente dejaremos a nuestros nietos.
La terrorífica Ley de Okupas
Para analizar la Ley de Okupas, el mejor resumen es el del magnífico editorial de Libertad Digital de anteayer, que recuerda todas las atrocidades legales que, a toda prisa, está dejando la banda de Sánchez en herencia, si es que hereda, a esta Derecha pusilánime, perdida en cubileteos electorales:
“El último bodrio legislativo del sanchismo, la ley de vivienda, es el colofón de la escuela jurídica de los sueltavioladores, los castradores de adolescentes, los amigos de los golpistas,y los filoterroristas y los patrocinadores de los okupas y sus mafias. El texto aprobado por la coalición socialcomunista con el concurso de ERC y Bildu supone el fin de la propiedad privada como la entendíamos hasta ahora (…). El disparate es de proporciones tan colosales y dantescas que sólo saldrán beneficiados los ejecutores de las patadas en las puertas, los usurpadores de viviendas y los especuladores de la peor ralea.”
Añado: y de los ideólogos comunistas de toda laya, que ven cómo se introduce en la sociedad española la idea de que la propiedad es mala, que el dueño de algo debe ser robado y que la ley debe proteger a quienes la quebrantan.
Y mientras, la derecha, tocando el violón a cuatro manos, contando concejales y untando encuestas. Sin ver que se le están comiendo lo que pensaba cenar.