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¿Es inmoral la gestación subrogada?

Lo que late en este afán prohibicionista es la obsesión totalitaria de algunos por imponer a los demás sus creencias y opiniones

¿Es inmoral la gestación subrogada?
 Mujer embarazada, imagen de archivo EUROPA PRESS

ACTUALIZADO 09/04/2023 04:50

La gestación subrogada, también denominada gestación por sustitución o, de forma peyorativa, “vientre de alquiler“, existe desde que las modernas técnicas de reproducción asistida han permitido a muchas parejas o a individuos tener hijos cuando sus circunstancias personales no les permitían hacerlo por la vía “normal”, es decir, la concepción por la unión de un hombre y una mujer que derive en embarazo y posterior alumbramiento. El hecho de que una famosa estrella televisiva española haya recurrido en el estado de Florida a este método a la edad de sesenta y ocho años utilizando el material seminal congelado de su hijo fallecido por cáncer, ha desatado un debate de gigantescas proporciones que ha llenado portadas de papel e informativos de las grandes cadenas, sin faltar una cantidad considerable de sesudos artículos de especialistas en bioética. 

Con su incontrolada tendencia al dramatismo, las vestales podemitas han denunciado “violencia contra la mujer”, lo que no es sorprendente dado que en sus recalentados cerebros casi todo lo que sucede en este mundo agrede al género femenino

Las cacatúas habituales del Gobierno, tanto socialistas como bolivarianas, se han lanzado a parlotear sin freno poniendo el grito en el cielo y condenando sin paliativos esta práctica. La mayoría de la clase política ha coincido en el rechazo a este tipo de gestación, con la excepción de Ciudadanos, más proclive al análisis racional de los problemas, y del Partido Popular que, como no es infrecuente en sus máximos responsables, ha opinado que no opina. Los argumentos en contra de la gestación subrogada se basan en que limita indebidamente la autonomía de la mujer porque una vez iniciado el proceso no puede volverse atrás, comercializa y cosifica el cuerpo femenino, aprovecha la situación de vulnerabilidad económica de las gestantes contratadas y sólo está al alcance de gente rica. Con su incontrolada tendencia al dramatismo, las vestales podemitas han denunciado “violencia contra la mujer”, lo que no es sorprendente dado que en sus recalentados cerebros casi todo lo que sucede en este mundo agrede al género femenino.  Un examen objetivo de estas consideraciones negativas permite ver que las cosas no son ni mucho menos sencillas y que, al igual que se puede tratar la cuestión a través de un prisma desfavorable, hay interesantes elementos positivos. Al final, como en cualquier tema complejo en términos éticos, es sensato sopesar pros y contras y establecer un balance que permita sacar conclusiones, tanto en el plano axiológico como en el jurídico.

Potestad de suministrar vida

Veamos el lado bueno del asunto. La gestación subrogada permite generar una vida humana que, sin recurrir a ella, no sería posible. La vida es algo milagroso y admirable y, por tanto, facilitar que cobre realidad ha de ser bienvenido. La gestante, altruista o comercial, decide libremente prestarse a colaborar con la pareja o con el individuo que desea tener descendencia y al consentir sin coacción acepta obviamente que, iniciado el embarazo, no cabe interrumpirlo. Por consiguiente, su autonomía no experimenta restricciones indeseadas. Por otra parte, si la progresía otorga a las mujeres la capacidad irrestricta de eliminar la vida que albergan en su seno, no parece muy coherente negarles la potestad de suministrar vida a los que se lo solicitan por un motivo fundado. En cuanto a la cosificación y la mercantilización, la plena libertad de la gestante para participar en el proceso no la deshumaniza, sino todo lo contrario, y la recepción de una compensación dineraria previamente estipulada y tenida por adecuada sólo puede ser vituperada a partir de una visión dogmática de las relaciones económicas entre particulares lastrada por prejuicios marxistoides. La gestante alivia su situación y los progenitores comitentes reciben su vástago. No hay nada reprochable en este mutuo beneficio si no se produce explotación o coacción. La prohibición de que haya una aportación genética de la gestante elimina de un trazo lo que sí representaría un serio obstáculo moral. Tampoco es cierto que esta posibilidad sea únicamente accesible a grandes fortunas. Miles de familias de clase media recurren a la gestación por sustitución e invierten en el cumplimiento de la hermosa ilusión de ser padres, sintiéndose totalmente satisfechos por el resultado de su esfuerzo financiero. Ahora bien, si fuera verdad, que no lo es, que esta eventualidad quedase restringida a potentados, ¿tendríamos que castigarles por ello? Los Bentley, los aviones privados, los relojes Patek Philippe, los restaurantes de tres estrellas Michelin y los resorts paradisiacos, ¿los vetamos también?

La objeción de que siempre está abierto el camino de la adopción ignora la pulsión instintiva del ser humano a perpetuarse genéticamente

Los que peroran contra la gestación subrogada deberían ponerse en el lugar de tantas parejas infértiles por una u otra causa que sufren lo indecible al no poder dar salida a su natural inclinación a tener hijos para quererlos, cuidarlos y proporcionarles el calor insustituible de un hogar feliz. Además, si los progresistas claman sin cesar por los derechos de los homosexuales, ¿por qué les niegan una realización personal que les puede dar tanta dicha? La objeción de que siempre está abierto el camino de la adopción ignora la pulsión instintiva del ser humano a perpetuarse genéticamente para lo que necesita que su prole proceda de su propio ser, aunque sea parcialmente.

En el fondo, lo que late en este afán prohibicionista es la obsesión totalitaria de algunos por imponer a los demás sus creencias y opiniones. En una sociedad plural y abierta, dejemos que cada cual elija su camino mientras respete la libertad y la propiedad de los otros. Bienvenidos sean aquellos avances de la ciencia que ensanchen nuestro horizonte vital y nos proporcionen acceso a opciones novedosas o incluso disruptivas que no por su carácter inédito han de ser objeto de anatema. Si hay una actividad humana estéril y patética es la de poner puertas al campo.

Un viaje para valientes

Valents ha reiterado llamadas a la unidad de todos los constitucionalistas en una coalición que concurra a las elecciones con probabilidades de éxito

Un viaje para valientes
 Eva Parera, presidenta de Valents. EFE

ACTUALIZADO 02/04/2023 04:50

Eva Parerala presidenta del nuevo partido político catalán Valents, ha publicado un libro, Un viaje para valientes, que merece la pena leer. Escrito con una prosa galopante e impregnada de pasión, es una atractiva mezcla de autobiografía, historia de acontecimientos recientes y reflexión política. La trayectoria pública de la autora ha sido llamativamente accidentada y no la esconde en las páginas de su ensayo. De hecho, el examen que hace de sus sucesivas adscripciones a diferentes opciones electorales es tan sincero y carente de tentaciones exculpatorias que resulta comprensible y ahuyenta cualquier acusación malintencionada de oportunismo o inconsistencia, salvo que sea hecha con mala fe. Eva Parera se muestra sin rebozo en los apretados capítulos de su testimonio a la vez vital e ideológico como una verdadera hija de su tiempo, sometida a la terrible presión ambiental del nacionalismo, movida por su inequívoca catalanidad y atenta a los dolorosos avatares de la política en una sociedad a la que sin duda pertenece, pero a la que sabe mirar y juzgar con implacable racionalidad. Al describir y motivar sus decisiones en cada momento de su periplo por la agitada Cataluña de las últimas dos décadas, refleja perfectamente una evolución difícil, pero rebosante de coraje, desde el seguimiento inercial del pensamiento único dominante a la liberación de este yugo mental y sentimental para recuperar su independencia de criterio y su incontenible deseo de autonomía personal. Desde esta perspectiva, representa un ejemplo y una esperanza, un ejemplo de la capacidad del ser humano para observar objetivamente su entorno y a sí mismo, venciendo las influencias avasalladoras de una doctrina opresiva y totalitaria que practica con siniestra eficacia el chantaje emocional, la violencia soterrada o explícita y la exclusión del disidente, y una esperanza, la de que está al alcance de todo ciudadano el sacudirse el estrecho corsé de fanatismo y supremacismo que una despiadada máquina de triturar conciencias trata de imponer a sus víctimas.

Todas las fuerzas políticas de alcance nacional que han operado y todavía operan en Cataluña, salvo Vox, que es de irrupción muy reciente en el Principado, han decepcionado, por no decir traicionado, a sus votantes catalanes

Mucha gente se pregunta en Cataluña y más allá el porqué de otra formación constitucionalista en una Comunidad donde el espacio opuesto al nacionalismo separatista cuenta ya con tres partidos diferentes –el PSC no se puede incluir aquí, dada su sumisión cómplice al secesionismo-, cada uno de ellos con un peso muy exiguo tanto en el Parlamento autonómico como en el ámbito municipal. Eva Parera lo explica de manera convincente: todas las fuerzas políticas de alcance nacional que han operado y todavía operan en Cataluña, salvo Vox, que es de irrupción muy reciente en el Principado, han decepcionado, por no decir traicionado, a sus votantes catalanes, el PP en 1996, el PSC en 2006 y Ciudadanos en 2019. En cada una de estas ocasiones se vislumbró la estimulante posibilidad de poner freno a la hegemonía del nacionalismo para abrir paso a una Generalitat abierta, plural y respetuosa con el orden constitucional y en cada una de ellas el partido nacional capaz de liderar este cambio liberador supeditó su acción en Cataluña a su connivencia acomplejada con el particularismo xenófobo y divisivo o a sus ambiciones egoístas en Madrid, por cierto, en este segundo caso, sin verdadera necesidad, lo que revela, aparte de una falta preocupante de patriotismo, una muy miope visión estratégica a largo plazo.

Es a la luz de esta triste experiencia en el pasado y fruto de la determinación de que no se reproduzca, que se justifica el nacimiento de “Valents”, tal como aclara sin disimulo alguno Eva Parera en su crudo análisis de la situación en Cataluña. En efecto, nada parece indicar que los socialistas o los populares o los liberales vayan a modificar sus errores pretéritos. Nunca han hecho acto de contrición por su abandono del campo en plena batalla, con la honrosa excepción de Cayetana Álvarez de Toledo, dejando desprotegidos a sus conciudadanos que quieren ser a la vez catalanes y españoles, ni han tomado medidas o anunciado acciones que garantizasen que su vergonzosa vuelta de grupas no volvería a suceder. Los indicios apuntan más bien a lo contrario, Salvador Illa se comporta como un lacayo de los nacionalistas al servicio de un Pedro Sánchez que les ha dado toda suerte de facilidades para que intenten repetir el golpe de septiembre y octubre de 2017, Feijóo alumbra conceptos tan delicuescentes como “bilingüismo cordial” o “catalanismo constitucional”, que prueban que no entiende la verdadera naturaleza del enemigo mortal que tiene enfrente, y la cúpula de Ciudadanos se resigna a organizar un funeral digno para las siglas que llegaron un día a soñar con ostentar la mayoría en el Congreso de los Diputados.

Si no se pone en evidencia el carácter límite de la actual coyuntura, los ciudadanos de Cataluña seguirán anestesiados por la propaganda masiva

Existe además otra señal demostrativa de la posición de cada cual. Valents ha reiterado llamadas a la unidad de todos los constitucionalistas en una coalición que concurra a las elecciones con probabilidades de éxito y que haga visible la magnitud de la amenaza que representa el nacionalismo identitario, una invitación a la forja de una unión patriótica frente a un peligro existencial para el sistema institucional, político y cívico alumbrado en 1978. Si no se pone en evidencia el carácter límite de la actual coyuntura, los ciudadanos de Cataluña seguirán anestesiados por la propaganda masiva de los separatistas y sujetos al vasto programa de ingeniería social que les lava el cerebro en las escuelas, en la universidad, en los medios de comunicación públicos y privados, en las instituciones, en las entidades de la sociedad civil y hasta en el deporte. Lamentablemente, esta disposición generosa de “Valents” no ha encontrado eco. Es posible que lo encuentre en el futuro cuando ya sea demasiado tarde.

Hay que desearle suerte a Eva Parera y a Valents porque, al menos, su esforzada porfía, pese a los muchos obstáculos que deben y deberán superar en los meses y años que vendrán, nos dice a los millones de catalanes que no hemos arrojado la toalla y seguimos en la lucha por sacar a Cataluña de las garras de una perversidad política y moral que la escinde, la desprestigia y la arruina, que el combate continúa mientras perviva, debajo del montón de cenizas al que los que hoy la gobiernan han reducido nuestra amada tierra, una brasa ardiendo insobornable con el brillo de la verdad y de la libertad.

Panorama después de la moción

Panorama después de la moción
 Ramón Tamames junto a Santiago Abascal en el Congreso durante la moción de censura

ACTUALIZADO 26/03/2023 04:50

Una vez apagado el ruido provocado por la original moción de censura contra Pedro Sánchez presentada por Vox y protagonizada por Ramón Tamames, es interesante examinar el panorama que esta sesión parlamentaria ofrece de cara a las próximas elecciones municipales y autonómicas de mayo y posteriormente a las generales de diciembre. Veamos qué se prefigura a la vista de lo sucedido el martes y el miércoles pasados, en el espacio de la izquierda, por una parte, y, por otra, en el de la derecha. 

El presidente del Gobierno ha aprovechado el escenario que le brindaba la moción y la gran expectación suscitada por la nada convencional forma en que ha sido planteada, para entronizar a Yolanda Díaz como su compañera de ticket electoral al estilo americano, él de cabeza de cartel y ella de acompañante. Esta puesta de largo de la ministra de Trabajo del brazo de Sánchez ha sido una clara maniobra de reforzamiento de su pareja de baile frente a Podemos, con el fin de asegurarle a Díaz el puesto de mando de Sumar y de diluir en el seno de esta plataforma a la formación morada. Sin embargo, el inquilino de La Moncloa no ha calculado bien este movimiento porque no ha tenido en cuenta quién decide de verdad en Podemos y cuál es su concepto de la política.

Pablo Iglesias, que es quien mueve los hilos de su invento, jamás va a permitir que Podemos pierda la hegemonía de la izquierda. Esta fracción del electorado la considera suya y no dejará que nadie se la arrebate y menos una persona a la que él designó para sucederle en la vicepresidencia del Gobierno y en la candidatura para las elecciones generales. Para Iglesias lo esencial es disponer de un instrumento bien engrasado y con capacidad de movilización social. Ha tenido ocasión de probar la vía institucional para tomar el cielo y ha fracasado en el intento, lo que sin duda le ha reafirmado en su natural inclinación por la senda revolucionaria.

No cederá si no consigue el pleno dominio en el seno de Sumar y optará por una candidatura separada de Podemos, aunque este desgajamiento suponga que el bloque PSOE-Sumar-separatistas pierda la mayoría. De hecho, si no eligió a Irene Montero como su sucesora fue porque el escándalo hubiera sido mayúsculo y probablemente Podemos no lo habría resistido. 

Pablo Iglesias, que es quien mueve los hilos de su inventao, jamás va a permitir que Podemos pierda la hegemonía de la izquierd

Pasemos al PP. La estrategia de Feijóo es diáfana y consta de dos planes, A y B. El plan A consiste en ganar posiciones frente al PSOE en mayo, incrementando significativamente su poder municipal y autonómico, sentando así las bases para ser la fuerza más votada a final de año, de tal manera que junto a Vox reúna más de 175 escaños. Una vez en esta posición preeminente y Sánchez dimitido como secretario general del PSOE por su derrota, intentará entenderse con la nueva dirección socialista que tendrá previsiblemente un carácter sensato -García Page, Lambán, Fernández Vara o alguien de ese estilo- y se mostrará dispuesta a dejarle gobernar en solitario a cambio de pactar un programa de tintes socialdemócratas y de acordar los grandes temas de Estado, educación, pensiones, deuda, política exterior, reformas institucionales…

Esta opción, además, le garantiza al presidente del PP paz en la calle. No hay que olvidar que Feijóo pertenece a la escuela de Rajoy y detesta los líos. La perspectiva de una España en pie de guerra con los sindicatos, la Academia de Cine, los movimientos woke, los secesionistas, los medios de comunicación “progresistas”, las hordas podemitas y las redes sociales atizando todos los días a un Ejecutivo PP-Vox y multiplicando las huelgas, las algaradas y los contenedores ardiendo, le aterra y, por tanto, procurará evitarlo. 

Si le falla el plan A porque el PSOE post-Sánchez no se preste a la componenda y lleve a cabo una oposición frontal, entonces le quedará el plan B, el Gobierno de coalición con Vox y que sea lo que Dios quiera. Por supuesto, existe un plan C, pero depende de un golpe de suerte. Si Feijóo obtuviese un número de diputados superior a todas las posibles combinaciones Frankenstein, entonces Vox no tendría más remedio que abstenerse y dar paso a un Gobierno monocolor del PP porque la posibilidad de entregar el país a la izquierda no la contempla Abascal ni ningún votante de Abascal.

Estas son, pues las incógnitas que las urnas despejarán en lo que queda de legislatura. A la luz de este análisis, que cada elector haga sus cálculos, pondere sus intereses, ponga en la balanza sus principios y controle sus emociones. En cualquier caso, sean cuales sean sus simpatías políticas, que no olvide que si Sánchez gobierna otro cuatrienio ya no deberá preocuparse más por el destino de España, por la sencilla razón de que no habrá España por la que velar.

El discurso de Tamames

El prolijo exordio de la sesión plenaria que el candidato ha preparado cuidadosamente durante dos meses, salvo que lo modifique sensiblemente, corre el peligro de no acabar de cumplir los imprescindibles objetivos

El discurso de Tamames
 Santiago Abascal y Ramón Tamames Europa Press

ACTUALIZADO 19/03/2023 13:33

En una operación descarada de spoiler, un periódico digital de orientación izquierdista ha publicado, tras recibir la oportuna filtración, el texto completo del borrador ya terminado del discurso de Ramón Tamames para la moción de censura que se sustanciará en el Congreso de los Diputados el próximo martes 21 de marzo y se votará al día siguiente. El resultado de la votación es conocido, al igual ahora que la intervención inicial del veterano profesor, voto en contra del bloque Frankenstein y de Ciudadanos, abstención del PP y voto favorable de Vox. No existe, por tanto, la menor duda en relación con el resultado de esta operación parlamentaria y también se ha desvanecido la incógnita que hubiera prestado algo de emoción al acontecimiento, el saber a partir del momento en que el orador tomase la palabra, y no antes, qué iba a decir el autor de Estructura Económica de España para justificar su comparecencia en el hemiciclo con la pretensión -meramente teórica e irrealizable- de sustituir a Pedro Sánchez en la cabecera del Consejo de Ministros.

He leído con suma atención la treintena de páginas de reflexiones, análisis y surgencias que el candidato ha vertido en un texto largo y denso, redactado con rigor académico, solidez argumental y voluntad de abarcar el mayor número de cuestiones posible sobre la situación actual de nuestro país, sus muchos y profundos males y sus posibles remedios. La intención de esta moción de censura es, sin duda, loable, y las posibilidades que abre el hacerla realidad, innegablemente interesantes. Ahora bien, al conocer el contenido de la alocución inaugural del venerable diputado constituyente y antiguo huésped de la cárcel franquista, la impresión que tengo es que el planteamiento que se dispone a hacer Tamames puede sufrir un indeseado desenfoque. En efecto, la idea germinal que, adecuadamente materializada, hubiera descolocado al Gobierno y cumplido la función catártica que la sociedad española necesita, consistía en que una figura de la sociedad civil, independiente de siglas partidistas, de larga y fecunda trayectoria pública, de reconocido prestigio intelectual y dotada de indiscutible autoridad moral, realizase un diagnóstico certero e implacable del presente marasmo en que nos hallamos atrapados, encendiese las luces rojas de alarma que despertasen a una sociedad adormecida y engañada y marcase el camino de un cambio de mayoría en los comicios generales que tendrán lugar a finales del año en curso.

El monótono desenvolvimiento de sus centenares de párrafos desprende, por su misma longitud y amplia heterogeneidad de los asuntos abordados, un inoportuno aroma de normalidad

Sin embargo, el prolijo exordio de la sesión plenaria que el candidato, según propia confesión, ha preparado cuidadosamente durante dos meses, salvo que lo modifique sensiblemente después de leer este artículo, corre el peligro de no acabar de cumplir estos imprescindibles objetivos. La lectura de esta pieza trabajosamente elaborada transmite una sensación que no sólo no va a sacudir a la opinión obligándola a tomar conciencia de la gravedad del panorama en el que estamos inmersos, sino que, por el contrario, es posible que contribuya a su letargo porque el monótono desenvolvimiento de sus centenares de párrafos desprende, por su misma longitud y amplia heterogeneidad de los asuntos abordados, un inoportuno aroma de normalidad. Lejos de dar unos pocos trompetazos de irrebatible contundencia, la prolongada retahíla de temas de trascendencia varia, todos sucesivos y de igual nivel decibélico, corre el riesgo de sumir al lector y eventualmente al oyente en la impresión de que está escuchando la crítica constructiva y sosegada de la labor de un Ejecutivo y de un presidente que, si bien no lo hacen todo bien, tampoco representan un peligro existencial, lo que casa mal con la justificada afirmación de que Sánchez es uno de los peores gobernantes de nuestra historia.

En vez de desgranar con el deseo de ser exhaustivo un catálogo completo de temas en el que la voracidad fiscal, la política forestal, la educación, la gestión de los recursos hídricos, la desindustrialización, el asalto a los órganos constitucionales, la ley electoral, el sector agroalimentario, el abuso del decreto-ley, Gibraltar y así un número a todas luces excesivo hasta la extenuación del orador y de sus oyentes, son tratados sucesivamente en pie de igualdad sin una jerarquía que los ordene por grado de relevancia ni ponga el énfasis en aquellos que por su naturaleza y alcance merecen ser destacados, lo que debería hacer el candidato es exponer en toda su crudeza las cuatro grandes lacras de nuestro sistema político, de nuestro modelo social y de nuestra estructura productiva que son:

  1. La transformación de nuestra democracia constitucional en una partitocracia extractiva y corrupta.
  2. Una asignación escandalosamente ineficiente de los recursos públicos que conduce a un gasto público desbocado y a un endeudamiento insostenible,
  3. La consideración de las fuerzas separatistas como un elemento aceptable del juego político convencional con las que se puede dialogar y pactar.
  4. La sustitución perversa de un orden social vertebrador, capaz de proporcionar seguridad, prosperidad y prestigio internacional a la Nación, por otro disolvente, destructivo, divisivo y empobrecedor en lo material y en lo ético.

Por supuesto, cada una de estas denuncias debería ir acompañada de las propuestas de reformas legislativas y de actitudes políticas que revirtiesen sus efectos deletéreos y colocasen a España en el camino del éxito. Las cosas han llegado a un extremo en que todo lo que no sea insistir sobre estos puntos de carácter estructural es perder el tiempo, marear la perdiz y ponérselo fácil al bloque diabólico que tiene como proyecto irrenunciable la liquidación de España como Nación, la laminación de nuestra riqueza y el arrasamiento de todos los valores que vertebran la civilización occidental. Del considerable tamaño y deseo de abrazar el Estado en su conjunto sin dejar rincón por explorar de la lección magistral de Ramón Tamames parece desprenderse que no es consciente de esta realidad hiriente, pero insoslayable, y a lo peor suena con la nada conveniente cadencia del business as usual. En cualquier caso, lo que es imprescindible es que los máximos responsables de las dos formaciones que previsiblemente posibilitarán una alternativa dentro de nueve meses entiendan, por si Tamames en el discurso que conocemos no lo hace con la intensidad requerida, la magnitud de la crisis de sistema que nos agobia y actúen en consecuencia.

Ministras seriamente perturbadas

Una de las consecuencias más dañinas del mandato de Pedro Sánchez y de su patológica carencia de escrúpulos ha sido la de incorporar al Gobierno a indocumentadas notorias

Ministras seriamente perturbadas
 Integrantes de Igualdad coreadas en la manifestación del 8M

ACTUALIZADO 12/03/2023 10:07

En un acto organizado con motivo del Día de la Mujer, la ministra de Igualdad, Irene Montero, ha protagonizado uno de esos momentos en la trayectoria de una figura pública que hacen que los ciudadanos se froten los ojos con incredulidad ante la duda de que si lo que están viendo y escuchando es real o forma parte de una pesadilla. Rodeada de incondicionales, entre las que no podían faltar su colega de Gabinete, Ione Belarra, y su secretaria de Estado, Ángela Rodríguez Pim Pam Pum, Montero se levantó y, agarrada al micrófono portátil como quien blande un hacha de sílex, comenzó un extraño contoneo rítmico de resabios tribales acompañado de unas oscilaciones de cabeza propias de una enajenada y lanzó una serie de invocaciones sincopadas mientras su mirada perdida en el infinito completaba todos los síntomas del trastorno obsesivo-compulsivo. A la vez que su cuerpo cimbreante seguía con sus movimientos anteroposteriores y su cráneo subía y bajaba movido por los redobles de un imaginario tambor selvático, su voz de desagradable timbre y tono cortante soltaba una ristra de barbaridades en las que la más sucia obscenidad se mezclaba con el mal gusto más zafio.

Esta individua, surgida de las profundidades de un abismo estético y moral plagado de aberraciones conceptuales, excrecencias mentales y odios irracionales, soltó una delirante perorata sobre el sexo de las mujeres de sesenta, setenta y ochenta años y su hipotético derecho a disfrutarlo, así como sobre la realización de la coyunda durante el período menstrual. Semejantes excesos, que harían sonrojar a una meretriz decimonónica de taberna del puerto de Ámsterdam, sufrido grupo profesional célebremente cantado por Jacques Brel, eran escuchados y aplaudidos con arrobo por un conjunto de seguidoras fanáticas que, lejos de escandalizarse por semejante exhibición de vulgaridad y de carencia del más elemental sentido del decoro, parecían disfrutar del aquelarre en el que la ministra oficiaba de súcubo mayor.

Cabe imaginar lo que tantas dignas abuelas que, tras una larga y fecunda vida entregada al trabajo o al cuidado de sus familias y, muy frecuentemente, a ambos abnegados propósitos, hayan podido sentir al asistir a tan ofensiva mención a su sagrada intimidad y al verse vejadas por la sucia lengua de una presunta psicópata que se ha atrevido a erigirse en portavoz de millones de mujeres ejemplares que lo último que desean es que sus sentimientos o sus pensamientos, cuidadosamente mantenidos en el más delicado recato, sean manipulados públicamente de manera tan irrespetuosa como invasiva.

Están destrozando el mercado laboral, la educación y el presente y el futuro de miles de adolescentes, expuestos a una campaña inicua de teorías sexuales sin fundamento

Una de las consecuencias más dañinas del mandato de Pedro Sánchez y de su patológica carencia de escrúpulos ha sido la de incorporar al Gobierno a indocumentadas notorias que con sus disparatadas actuaciones están destrozando el mercado laboral, la educación y el presente y el futuro de miles de adolescentes, expuestos a una campaña inicua de promoción de concepciones antropológicas destructivas y de teorías sexuales sin fundamento que les condenan, si se dejan seducir por sus malignos efluvios, a la frustración, a la inestabilidad emocional y a la pérdida irreversible de su salud. Cada vez que de la sulfúrea boca de Irene Montero salen expresiones como “mujeres con pene”, “hombre con vulva” u otras atrocidades semejantes, muchas indefensas mentes impúberes pueden ser arrastradas a acciones sin retorno que las condenen a la infelicidad, a la confusión y al fracaso.

Es un deber ineludible de la nueva mayoría parlamentaria que presumiblemente se formará dentro de diez meses acabar con todos estos planteamientos dementes para volver a la sensatez, al respeto a la esfera personal en temas que así lo demandan y a la protección de nuestra juventud frente a escuelas de pensamiento contrarias a la naturaleza humana, alumbradas en la Francia de los setenta del pasado siglo por una pandilla de tarados intelectuales que, atormentados por sus propias limitaciones y perversiones, no hallaron otro camino de escape que contaminar con sus alucinaciones al resto del género humano. De ahí la perentoriedad de la tan traída y llevada batalla cultural, porque hay destrozos que la mera gestión, por competente que sea, no es capaz de recomponer.

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