De cómo debe el político pedir perdón a su pueblo. Arcadi Espada

Actualizado Lunes, 17 abril 2023 – 22:52

Nunca introducirás una adversativa después de pedir perdón

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.Luis TejidoEFE

La observación del mayúsculo momento en que nuestro galán de tranvía dice que pide perdón por la ley del sí o sí, siete meses después de su catastrófica entrada en vigor, permite establecer una serie de cláusulas objetivas para que la petición de perdón de los políticos no se convierta en una redundante forma de humillación a los ciudadanos.

1. Nunca abrirás tu contrición con un condicional, tipo: «Si hay que pedir perdón a las víctimas, yo pido perdón a las víctimas», a riesgo de que te llamen perdonavidas.

2. Abstente radicalmente del uso de cualquier figura retórica. La decisión de nuestro galán de recurrir a la melodramática epífora solo hace que adelantar en la forma lo que rige en el fondo, o sea, la vana retórica insustancial.

3. Nunca introducirás una adversativa después de pedir perdón, pero si además lo haces sumándola a un condicional, puede que de perdonavidas pases a matón.

4. Esquiva el ejemplo de nuestro galán y no trates de implicar sediciosamente a otros sujetos en tu responsabilidad; y mucho menos si sirve para subrayar, como él lo hace en su delirio e-gótico, que ellos -la oposición- deberían pedir perdón también por un pecado que no han cometido.

5. Descarta el uso de cualquier eufemismo, sobre todo si alude al hecho por el que pides perdón. Cuando nuestro galán habla (y lo hace cuatro veces en un minuto y medio) de los «efectos indeseados» de la ley abre una pasmosa posibilidad bífida: que los efectos pudieran ser deseados y que el hecho de no serlo atenúe la responsabilidad de su ejecutor.

6. Comprende, al revés de nuestro galán, la suficiencia inconcebible de una petición de perdón que agote en sí misma el caudal de sacrificio del peticionario y la necesidad de que, cosida a ella, se exhiba con todo detalle la dura penitencia que aguarda y la manera en que va a ser inexorablemente cumplida.

7. Rebélate contra todo perdón que omita el detallado recuento de cómo se produjo el hecho y de quiénes intervinieron en él. Solo así alcanzará el perdón su aspiración primera, que es la de garantizar que el hecho no volverá a repetirse.

8. Y ponte en guardia si, como en el caso galán, sufres la tentación de que los tres golpes de pecho no sean signo de arrepentimiento y humildad ante el dios del pueblo, sino la forma rugiente en que el boxeador se concentra cuando ya está sonando la campanilla del combate.

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