Sólo la libertad redime. Sólo en la libertad somos dignos, únicos
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15/04/2023 a las 21:19h.
Idealizar es totalitarismo. Elegir es la libertad. Dios eligió a Abraham y era un idiota. El gran error de nuestra era, el gran error de la izquierda es idealizar, pretender que lo que amamos es perfecto, purísimo y sin defectos. Vivimos vidas de imperfección. Todos estamos heridos, todos estamos rotos. No somos perfectos ni puros. Y sin embargo nos preferimos, nos queremos, nos comprendemos, nos apiadamos los unos de los otros en nuestro dolor y en nuestra debilidad.
Idealizar conduce a Auschwitz, lo que no cabe en el rectángulo idealista, se corta o se asesina. Preferir es lo humano y perdonar es lo divino. Nos queremos porque nos encontramos, nos conocemos, y nos preferimos al caos de frialdad, dureza e irrealidad. El feminismo idealiza a la mujer, cuando la mujer se distingue de las demás, se afirma y se eleva porque la eliges, porque la prefieres. Empoderarla es amarla desesperadamente y «la mujer divinizada es, sin embargo, mero instrumento de la pasión del yo», según sentencia de Salvador de Madariaga. El feminismo da besugas calvinistas, insípidas, insatisfechas. Pobres mujeres a las que nadie eligió y que buscan en la confrontación sectaria lo que no les dio la ternura.
La izquierda fuerza moldes porque se siente insegura en la esperanza. La izquierda quiere sustituir a Dios. Falsas promesas para no tener que asumir la verdadera.
El amor se ha vuelto cínico e imposible entre nuestros jóvenes, porque se idealizan en lugar de elegirse, en lugar de entenderse, en lugar de confesarse, en lugar de enamorarse de sus defectos, que aunque a sus veinte años no lo entiendan, es lo más valioso y duradero que poseen. La pulsión idealista es lo contrario de Dios, y el amor naufraga en el mar de la inhumanidad incomprendida.
Sólo la libertad redime. Sólo en la libertad somos dignos, únicos. La libertad de elegirnos, que es la libertad de querernos. Son una cosa y lo mismo la libertad y el amor. Los matrimonios de hoy duran poco porque no puedes pedir a estos chicos que mantengan una promesa basada en la mentira de una perfección que no existe. La sexualidad que enseñan en los colegios se reduce a la corporeidad y al egoísmo, y es imposible que estos niños crezcan en la idea del compromiso y del sacrificio, porque todo lo que han aprendido es que ellos son el centro del mundo y que el otro es de quita y pon. Sí es sí; no es no. ¿Dónde queda el cuidarnos en la enfermedad? ¿Dónde queda el renunciar a tu capricho para mantener unida a tu familia y que tus hijos puedan crecer seguros y libres?
Si todo es científico, si todo es laico, si todo cabe en un ‘power point’ y nada es espiritual, y nadie se mancha por levantarnos del suelo, ¿quién puede comprender el amor basado en el desprendimiento y como metáfora de un mundo mejor? ¿Quién puede ser agradecido? ¿Quién puede ser generoso? Idealizar es la impotencia del mal ante la Gracia. Elegir es darlo todo y sentirte el más rico cuando sólo te queda la esperanza.