La minifalda de Vinicius. Jorge Bustos

Actualizado Jueves, 26 enero 2023 – 16:

Los datos dicen que Vinicius es el jugador más zancadilleado del fútbol europeo

El muñeco de Vinicius, colgado
El muñeco de Vinicius, colgadoEM

El día en que van a enfrentarse sus dos principales equipos la ciudad amanece con la imagen del linchamiento figurado de Vinicius, al que la organización criminosa conocida como Frente Atlético ha colgado en efigie de un puente cercano a Valdebebas. Lo del Frente con los puentes debe de seguir un patrón delictivo: ya se sabe que el criminal siempre regresa al lugar del crimen y todos nos acordamos del final de Jimmy, arrojado desde un puente sobre el Manzanares. En todo caso la siniestra performance no ocurre en el vacío: se ejecuta como advertencia mafiosa y se ampara en una polémica artificial, interesada e indecente que han construido en torno a Vinicius en los últimos días.

Se acusa al jugador más desequilibrante del Real Madrid de provocar a los defensores con su juego, el juego que precisamente lo convierte en un jugador desequilibrante. Se trata por tanto de desequilibrar su ánimo para que sus piernas no sigan desequilibrando a los defensas. Los datos dicen que Vinicius es el jugador más zancadilleado del fútbol europeo. Es también uno de los más insultados por el color de su piel, insultos racistas a los que Vinicius responde bailando, lo que constituye otra intolerable provocación a juicio de esa clase tiñosa de cerebros que siempre ve talentos demasiado libres y pieles demasiado oscuras y faldas demasiado cortas. El ahorcamiento, por cierto, era el método favorito del Ku Klux Klan para reconducir a esa gente que iba por Alabama provocando con su piel demasiado oscura. Y el Frente lo sabe.

El Atlético de Madrid ha emitido un comunicado de condena que los medios han elogiado por su dureza. Tengo mis dudas. El texto no menciona a Vinicius ni tampoco al Frente Atlético, y recurre al uso impersonal del verbo, tan socorrido: “se lanza un mensaje de odio en las horas previas del partido”. Hombre, hombre, que diría Arcadi. No se lanza: lo lanzan unos tipos concretos de un sector de la afición muy particular, mediáticamente bendecida como la mejor de España. “Deseamos que las autoridades consigan esclarecer lo sucedido y que la justicia ayude a desterrar este tipo de comportamientos”, concluye el comunicado. Y quién mejor que el club de sus amores para colaborar con eficacia en la identificación de los culpables, me pregunto desde el candor. Porque igual los simpáticos simuladores de linchamientos son socios del Atleti, y porque el delito de odio -al menos mientras lo consienta ERC- sigue tipificado en el Código Penal.

No sé qué sucederá hoy en el campo, ni si Vinicius saltará a él intimidado o más bien espoleado. Sí sé que el fútbol todavía es un espectáculo soportable por jugadores creativos e imprevisibles como él, y ese patrimonio de habilidad debería protegerse en lugar de abocarlo a la extinción por envidia, por impotencia o por odio. Aunque su mayor amenaza procede de la hipertrofia táctica que inoculan esas escuelas infantiles donde se castra la rebeldía genial de los elegidos, como denunciaba con lucidez Martín Vázquez en la entrevista concedida esta semana a mi compañero Iñako Díaz-Guerra. Quien por cierto siempre ha denunciado como colchonero toda connivencia con los violentos. Porque la vergüenza causada por la inmoralidad de los nuestros debiera siempre imponerse al impulso tribal de la rivalidad con los adversarios. Porque se trata de ganar un derbi sin perder todo lo demás.

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