No con propinas en año electoral sino dándoles formación y esperanza

29/12/2022Actualizado a las 08:36h.
Es verdad que el presidente del Gobierno está interesado en los pobres, pero para que lo continúen siendo y lo voten; porque sabe que si se vuelven inteligentes y prósperos lo verán como una amenaza. Ayudar a los pobres no es tirarles dos cacahuetes en lugar de uno. Ayudar a los pobres es ayudarles a dejar de serlo. Si Pedro Sánchez estuviera interesado en ellos les pagaría becas en escuelas de élite, a poder ser religiosas, haría de la concertación el nervio central de nuestro sistema educativo y dejaría de insistir en esta miserable enseñanza pública que es una trampa de desmoralización y atraso para los que no tienen más remedio que caer en sus garras. Igualmente, llegaría a acuerdos con los grandes chefs españoles para que niños y jóvenes pasaran por sus restaurantes y aprendieran lo que pueden llegar a ser en España. Se acaba la pobreza si Amancio Ortega, Juan Roig, Isidro Fainé, Luis Enríquez, Florentino Pérez o Javier Godó se llevan a Nueva York a ‘packs’ pobres por turnos y les enseñan durante cuatro días los clubes financieros, los ‘think tank’, las grandes empresas por dentro, y les explican cómo ellos se hicieron altos directivos y empresarios. Así se ayuda a los pobres: no con propinas en año electoral sino dándoles formación y esperanza, mostrándoles lo extraordinario, que es lo que motiva para luchar, competir y ganar. Si el pobre tiene oficio y consistencia espiritual, y le tensas por el estímulo y le fascinas por la maravilla, enseguida despierta y se alza.
Nada de esto se consigue regalando pan, patatas y bocadillos como si el Gobierno fuera una Fiesta de la Rosa ambulante. Los pobres, lo barato lo exigen regalado, y cuando se lo regalas dicen que es un derecho adquirido y que tú además eres un corrupto. Y continúan siendo pobres, a pesar de tus regalos.
A los pobres hay que descolocarlos. Hay que mostrarles la zanahoria, pero la zanahoria de verdad. A los pobres hay que bajarlos de la queja, cambiarles el paradigma. El anuncio de Sánchez de 200 euros al año para las familias vulnerables –17 euros por familia al mes, y por lo tanto menos de 5 euros por persona– es una burla; pero si fueran 500 euros tampoco servirían de nada. Sólo para que estos pobres se drogaran o los más listos se compraran unas bambas. Pero no para que dieran el gran salto que podrían dar si alguien les llevara de la mano a la batalla épica, memorable, estelar, de luchar por todo y a veces ganar.
Con este bono, el mayor ofendido tendrías que ser tú por cómo tratan de humillarte con ración doble de frutos secos. Utilizan tu dolor para perpetuarse en sus cargos. Lo que te están diciendo es que no creen en ti, que no merece la pena esforzarse como Estado para darte nada, que serás siempre un borrego y que bastan 5 euros al mes para narcotizarte y que les acabes votando.
La política no es abstracta. La política eres tú. Cuando vayas a votar no pienses en derechas o izquierdas. Piensa en lo que piensas de ti y que por debajo todo es un insulto.