Decir que España se cae a pedazos es una exageración, pero decir que se le abren grietas por todas partes no lo es
Pedro Sánchez ya tiene aprobados sus Presupuestos para 2022 tras la votación de ayer en el Congreso por una amplia mayoría de, además de su partido, otros diez que le llevaron a La Moncloa y han hecho pagar a precio de oro sus votos, los nacionalistas vascos y catalanes, como siempre, aparte de los provinciales con un solo voto, que esperan cobrar más adelante. Se supone una votación parecida en el Senado, lo que significa que tiene asegurada la legislatura. Su problema es cómo va a cumplir todas las promesas que ha hecho, que son muchas e importantes. Pero si trampeando ha logrado llegar hasta aquí, no hay que descartar que lo consiga, sobre todo si en la oposición siguen
las tensiones internas; en el PP sobre todo, que no logra resolver sus conflictos, pese a todos los llamamientos a reforzar la unidad, que es la única forma de vencer a ese Frankenstein compuesto por piezas muy distintas, pero cuyo principal lazo de unión es impedir que los populares vuelvan al Gobierno, como se ha visto en Andalucía y Madrid.
¿Tan difícil es unir a Ciudadanos y a Vox? Por lo que estamos viendo, sí. Se tratan más como enemigos que como representantes del centro y la derecha del país, poniéndose la zancadilla uno al otro sin ni siquiera disimularlo, para gran regocijo del Gobierno y sus costaleros, y sin que Casado logre la paz entre ellos, lo que desgasta su figura y posibilidades. Ninguno parece darse cuenta de que la gran perdedora es España, al quedarse sin una oposición efectiva en un momento crítico de su historia.
Decir que España se cae a pedazos es una exageración, pero decir que se le abren grietas por todas partes no lo es. La última, la decisión de la Generalitat catalana de no implementar lo decidido por el Tribunal Supremo de que en sus centros de enseñanzas un mínimo del 25 por ciento se dé en español. Alega que viene haciéndose así desde tiempos de Pujol sin que el Gobierno central hiciera nada. Lo que no es excusa, sino vergüenza para los gobiernos de Aznar y Rajoy. Las sentencias de todos los tribunales tienen que ser cumplidas, punto. Y el anunciar públicamente que no se cumplen entra en la línea de aquel nefasto referéndum del 1 de octubre, que desembocó en una condena al Gobierno entero de la Generalitat. Por cierto: que hayan sido indultados puede muy bien haber dado alas a este nuevo desafío.
Ha habido otros momentos más críticos en la historia de España. A la memoria le viene a uno el recuerdo de la Primera República, cuando se declararon independientes Cataluña, Málaga, Granada, Cádiz, Valencia y Huelva. Gandía declaró la guerra a Jaén. Jumilla amenazó a las «naciones vecinas». Cartagena convirtió el cuerpo consular en diplomático y paro de contar porque se me acaba el espacio. Aparte de que la Segunda República terminó peor, como ustedes saben. Nada de eso son exageraciones.