Las “inercias franquistas”. Por Federico Jiménez Losantos

Si alguno creía que en el PSOE queda algo del partido socialdemócrata de las legislaturas felipistas, Bolaños lo desengañó ayer

E. M.
E. M.

Cuando los socialistas matizan, se retratan. Y si alguno creía que en el PSOE queda algo del partido socialdemócrata de los RedondoMúgicaBoyer Asunción que existió en la segunda y tercera legislaturas felipistas, Bolaños lo desengañó ayer. Es difícil encontrar unas ideas más despóticas, arbitrarias y antidemocráticas sobre la Ley y la Historia que las del hombre fuerte del Gobierno. Difícil, no imposible. Son las de la ETA y el FRAP.

Bolaños matizaba lo dicho por Enrique Santiago, hombre de Cuba y las FARC: que hasta 1982 hubo franquismo. No son leyes, sino «inercias» franquistas en su aplicación. ¿Inercias? Las de Santiago son las checas, los tribunales populares y el terrorismo narcotraficante y esclavizador de niñas de la banda a la que él representó en La Habana. Como la ETA y el FRAP, dice que la dictadura continúa. Las del PSOE son el GAL y la LGOPJ/85, cuando, contra «inercias franquistas» el Gobierno socialista se cargó la independencia judicial que manda la Constitución. Más «inercias» dictatoriales: el «consenso historiográfico» de Bolaños, o sea, la censura, y la interpretación de la ley, no su aplicación.

Cuando el Rey, Adolfo Suárez y el PCE de los 70, no el FRAP ni la ETA, pactan la Transición, se hace «de la Ley a la Ley» con guión de Fernández Miranda: referéndum para la ley de reforma política en que la oposición se abstuvo; autodisolución de las Cortes franquistas; legalización de partidos; elecciones libres y constituyentes; Ley de Amnistía; redacción consensuada (UCD, AP, PSOE, PCE, CDC) de la Constitución; referéndum para su aprobación; y nuevas elecciones. Desde entonces hay en España un régimen constitucional de monarquía parlamentaria, que ha superado dos golpes de Estado: el parcial del 23-F de 1981; el total del 1-O de 2017.

En ese proceso de cuatro décadas participa el PSOE que, según Santiago, Iglesias, Otegi y, ahora, Bolaños, era franquista en 1976; en 1977 por ir a las urnas y votar la Ley de Amnistía; en 1978, por redactar y pedir el voto para la Constitución; en 1979, por ir de nuevo a las urnas; en 1981, con Felipe de vicepresidente en la lista del Gobierno Armada; en 1982, al usar González a la policía para los crímenes del GAL. «Si ellos nos matan a nosotros, nosotros los mataremos a ellos», dijo González. Y lo hizo. El franquismo se disolvió en 1977. El PSOE no deja de añorarlo.

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