Diez escritores sobre la idea de España (VIII)
La filóloga, historiadora y ensayista cree que perpetuarse en el viejo discurso francés de la «España atrasada, decadente y atroz» es un éxito seguro
Mario de las Heras
María Elvira Roca Barea (El Borge, Málaga, 1966), filóloga clásica e hispánica y doctora en literatura medieval cum laude por unanimidad, trabajó en el CSIC y fue profesora en Harvard, pero ella dice ser profesora de instituto y le gusta que se diga, así que lo decimos. Autora, entre otros, de Imperiofobia y leyenda negra: Roma, Rusia, Estados Unidos y el Imperio español, el aclamado ensayo histórico más vendido de su década, y de Fracasología. España y sus elites: de los afrancesados a nuestros días, apunta que no hay un Constitucional que diga, como en Francia: «el español es la lengua de la República».– ¿Qué es para usted España?– Mi circunstancia, que decía Ortega. Demasiado trascendentalizada por unos y demonizada por otros. El esfuerzo por llevar los problemas al terreno de la normalidad resulta agotador.– ¿Por qué cree que la mayoría de los intelectuales españoles hablan mal de su país?– Es un reflejo condicionado. Desde el cambio de dinastía ese discurso se tornó rentable para prosperar, el que lo tenía demostraba pertenecer a una élite superior, que era mejor que su país porque compartía el discurso francés de la España atrasada, decadente y atroz en definitiva. Después, por unas y otras razones, esto se ha perpetuado. En la coyuntura presente, es éxito asegurado.– ¿Se está apoyando lo suficiente la lengua española?– Evidentemente no. Aquí no hay un Constitucional que diga como en Francia «el español es la lengua de la república». La balcanización lingüística se ha convertido en un negocio colosal.– ¿Cuál es la mayor fortaleza y la debilidad de la creación literaria española?– No sabría decirle. Si se refiere a la creación literaria en español en todo tiempo y circunstancia es difícil responder. Pero destacaría la capacidad de innovación y la mezcla de elementos populares y cultos en los momentos de mayor esplendor.– ¿Es la literatura española actual mejor o peor que la que se hacía hace 70 años?– La literatura actual, española o no, está pagando la censura y el puritanismo que se ha adueñado del espacio público en las últimas décadas. Las nuevas religiones ideológicas muestran una capacidad de intimidación extraordinaria y esa falta de libertad la acusa la literatura de manera muy especial.– ¿Qué tres escritores españoles actuales cree que sobrevivirán al paso del tiempo?– Eso sí que es complicado de predecir… Vargas Llosa desde luego y Savater. El tercero no me atrevo a concretarlo. Se me ocurren varios pero prefiero no cerrar la lista.– ¿Qué opina de los escritores que se meten en trifulcas en las redes sociales?– Nada de particular. Cada uno puede hacer lo que quiera con su tiempo.– ¿Han estado demasiado tímidos los intelectuales españoles a la hora de defender a su país durante el pulso separatista catalán?– La verdad es que la mayoría no ha estado simplemente. Pero esto también es propio del gremio, muy acomodaticio y propenso a apuntarse a las revoluciones a toro pasado. Fíjese la cantidad de ellos que resultó antifranquista pero ya con Franco muerto. Pero esto no es propio de España. Es más bien un rasgo propio del oficio.– ¿Están hoy demasiado politizados los premios nacionales?– Siempre lo estuvieron. Eso no es novedad.– ¿Teme ser señalado por haberse atrevido a opinar sobre estos temas?– ¿Temor? No. Me preocuparía que no hubiese ocurrido. La libertad siempre ha sido peligrosa. Me he ganado a pulso mi derecho a que quienes quieren destruir la democracia en España para sustituirla por no se sabe qué me señalen con el dedo. Cuando hayan sustituido el régimen constitucional por algún delirio filochavista o balcánico, veremos quejarse a los que ahora se muestran comprensivos y complacientes.