Adiós a la Transición

El espíritu de concordia de la Transición puede concluir. El nuevo Frente Popular que se anuncia, formado por socialistas radicales, comunistas y separatistas, augura un periodo de incertidumbre que pondrá en cuestión la estabilidad constitucional, la unidad de España y la institución que ha liderado y consolidado la transición a la democracia: la monarquía.

Fue Zapatero, el presidente surgido tras la matanza de Atocha, el primero que abrió la brecha cainita. Ignorando la Transición, utilizó la guerra civil como arma política (ocultando las graves responsabilidades de su partido), avivó los rencores de clase y género e impulsó un nuevo estatuto catalán que nadie pedía, y que nos ha llevado a lo de hoy. La torpe gestión de la crisis lo expulsó del poder.

Mariano Rajoy trajo de nuevo la moderación a la vida política española. Hizo una brillante gestión económica que sacó a España de la quiebra con los mínimos costes posibles. Para no hacer reaccionar a un electorado instruido en la izquierda desde los medios y la escuela, no abolió las leyes de memoria y género, lo que junto a una gestión antiseparatista percibida como suave, le supuso una pérdida de confianza de parte de sus votantes en provecho de nuevas opciones. La corrupción de épocas anteriores (inferior a la del PSOE) y una moción de censura votada por los antisistema y basada en una sentencia fraudulenta, acabaron con su mandato.

Los socialistas cabales echaron a Pedro Sánchez de la secretaría por apuntar al Frente Popular. Volvió gracias al refrendo búlgaro de una militancia radicalizada. Ganó el 28 A, pero no pactó con Rivera (180 escaños), en parte por la negativa de éste, quien lo pagó  muy caro. Desde el gobierno hizo una política de propaganda con la que esperaba obtener una mayoría amplia para formar un gobierno cómodo. Pero fracasó. La noche del 10 N, viendo en peligro su sillón, renegó de los improperios a Iglesias y lo llamó para formar gobierno a toda costa, incluso negociando con los golpistas catalanes en prisión (¡a los que él aplicó el 155!).

Los grandes socialistas de la Transición, como Felipe, Guerra, Leguina, etc., ya han denunciado esta deriva. Los intelectuales solventes también. En Cádiz, sólo lo ha hecho Vargas Machuca. ¿Hay alternativa? Sí. La unidad de PSOE, PP y Cs (mejor con el apoyo de Vox). Difícil.

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