Hay que identificar con tino los problemas de España. Mientras el país sigue avanzando razonablemente, volvemos a reencontrarnos con la pesadilla catalana, sin duda el principal problema. No me gustan algunas cosas de este PP socialdemócrata y acomplejado, pero pienso que Mariano Rajoy está actuando con moderación y eficacia en Cataluña. No olvidemos que ha estado solo hasta antesdeayer: C´s y PSOE dudaron en aplicar el 155, y sectores del centro-derecha le presionaron para que fuese más contundente antes, no sin razones. Espero no equivocarme y que Rajoy sortee el proceso separatista, aunque la solución de verdad no comenzará hasta que no centralicemos la enseñanza de todo el Estado.
No comprendo a esa izquierda que no ha dado importancia al golpe separatista y a haber estado al borde de una confrontación civil (casi ocurrió durante el corte separatista a los accesos a Barcelona). Sólo se entiende desde una concepción más de odio al centro derecha democrático que a los antisistema, o desde la duda de algunos socialistas que no acaban de asimilar el estado de derecho occidental ni el amor por la patria.
El empleo crece, la policía ha conseguido éxitos frente al terrorismo yihadista, y la crisis económica va quedando atrás. Pero hay dos problemas sobre los que los españoles aún no estamos concienciados: el sistema de pensiones, que debe ser revisado más pronto que tarde, por inviable, y unos altísimos impuestos que nos hacen trabajar para el estado 4 o más meses.
Respecto a la lacra de la corrupción abunda una actitud hipócrita: hay escándalo general, pero todo el mundo mínimamente informado sabe que los partidos que han gobernado se han financiado de forma irregular y los otros tampoco es que tengan las cuentas muy claras: a C´s se le ha asociado con las principales empresas del Ibex-35 y con Libertas, y no hablemos de Podemos, financiados por dos tiranías, Irán y Venezuela. Hay que terminar con la corrupción, pero sin la hipocresía de usarla como arma política arrojadiza.
Por último, respecto al problema con los políticos, por un lado sabemos que la mayoría van a lo suyo y no nos gustan, pero por otro cada vez les encargamos más cosas, y más importantes.
Habría que reflexionar si no nos iría mucho mejor con menos impuestos y más hacernos cargo de nosotros.